La película ‘X-Men: Fénix oscura’ nos presenta una historia cuyo poder reside en dos aspectos interesantes y dominantes durante el metraje: las escenas de acción, fortaleza de todas las películas de la franquicia X-Men, y el conflicto interno entre la mayoría de los personajes principales.

Desde un comienzo la película nos muestra a una Jean Grey que se encuentra inmersa en una acción personal importantísima: saber quien es realmente. Ésto y el añadido de lo que le ocurre, le lleva a ser ese personaje tan complicado como impredecible dentro de la trama.

Tranquilizate, Jean…

Pero esto no se reduce solo a ella; obviamente, al ser miembro de un grupo como los X-Men, sus acciones tienen consecuencias para sus compañeras y compañeros de equipo. Y estas consecuencias crean nuevas acciones dentro de la trama y así sucesivamente, lo que nos lleva a una unión de personajes que tienen peleas consigo mismos para enriquecer la cinta.

Pero la protagonista es Jean, sin duda. Ella y los aspectos visuales que envuelven sus poderes. Sophie Turner es la encargada de darle vida en la pantalla, en la que es sin duda la interpretación más rica de la cinta.

El resto de los actores muestran unas interpretaciones decentes pero prescindibles en el recuerdo: McAvoy parece estar harto de ser el profesor Xavier… ha cambiado el aspecto de tensión y de felicidad por su interpretación y tiene un rictus más taciturno (sí, culpa también de la cinta), pero esa ilusión por interpretar al cabecilla de la escuela para gente especial no aparece en esta cinta.

Fassbender es un gran Magneto y siempre lo será, de eso no hay duda; Jessica Chastain es y será recordada como una villana plana, lo cual suena a un desaprovechamiento absoluto de semejante actriz. El resto del elenco tienen unas interpretaciones que no dejan de ser planas y algo deslocalizadas.

La acción como fortaleza

Las escenas de acción han sido siempre una fortaleza por parte de la franquicia de X-Men, y sin duda en ‘X-Men: Fénix oscura’ no podía ser menos. Desde el comienzo nos encontramos con una escena espacial impresionante; luego encontramos en la protagonista Jean Grey unos efectos visuales que la envuelven de manera especial y una magnífica consecución de diferentes poderes al servicio del espectador en las escenas de acción.

Esa riqueza de diversos poderes extraordinarios y que cada uno sea tan diferente al resto no hace más que enriquecer estas escenas. Entre Tormenta y Rondador Nocturno se encargan de tener escenas para dejar boquiabiertos, pero los poderes de Fénix son lo que es verdaderamente impresionante. De hecho, en un momento de bajón de la película en el aspecto narrativo, el oasis se encuentra en la gran escena de acción de la película: unos veinte minutos en los que cuesta saber a que lugar de la pantalla mirar, ya que no hay que perderse nada.

La música es impresionante, a razón de un Hans Zimmer que vale hasta el último céntimo que se le pague por su trabajo. Esa música envuelve a la cinta con un ambiente que hace recordar las películas iniciales y que sostiene la tensión que a la propia película le falta en muchos instantes.

En definitiva: ‘X-Men: Fénix oscura’ es una película creada para el disfrute de su acción y sin buscar un añadido más. No es la mejor de la franquicia, en absoluto, pero si que es lo suficientemente interesante y entretenida como para, sabiendo apreciarla, quedarte con los momentos en los que los mutantes nos vuelven a hacer pasar un buen rato en la gran pantalla.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *