Todo sobre ‘Cadejo Blanco’ de la mano de Justin Lerner

Entrevistar en Can Fuster suele ser mágico, allí se producen momentos en los que uno percibe que las preguntas y respuestas comienzan a convertirse en un diálogo entre dos apasionados del cine. Eso es lo que ocurrió en mi encuentro con Justin Lerner, su mirada te está hablando mientras que sus ojos brillan contando cómo fue tomando vida su película. A su estupenda filmografía: la sensible ‘Girlfriend’, la obra de cámara que es ‘The Automatic Hate’, ahora hay que añadir la fantástica ‘Cadejo Blanco’.

Tras la desaparición de su hermana, Sarita, una chica de clase trabajadora de Ciudad de Guatemala, viaja a la ciudad costera de Puerto Barrios para hacerse amiga de Andrés, el peligroso exnovio de su hermana, e infiltrarse en su pandilla, convencida de que tiene algo que ver. Con una determinación inquebrantable por descubrir la verdad, Sarita se involucra cada vez más con Andrés y el mundo implacable de su pandilla.

Cadejo Blanco’ posee un fascinante lenguaje visual surgido de la manera natural con la que cuenta la historia. Es cine de verdad, cine real, cine pasional, cine que surge por la necesidad de llevar al espectador hacia un lugar donde la violencia está latente en el ambiente y donde la desaparición de una persona no tendrá ningún tipo de respuesta. Tres años de investigación en los que Justin se adentró en lugares que ni la misma policía entraría. Este es el viaje de un director estadounidense a la Guatemala más profunda.

Comenzamos.

Carlos Garríes: ¿Qué es un Cadejo Blanco?

Justin Lerner: Cadejo es una leyenda de folklore popular guatemalteca y existe esta leyenda en otras partes de Centroamérica pero la leyenda Guatemalteca es diferente a la Salvadoreña o a la Costarricense. ¿Es un lobo? más o menos, es un espíritu en forma de perro callejero, como un lobo salvaje que te acompaña en tu camino protegiendo tu alma, es como el espíritu de un chamán. 

En Guatemala hay un Cadejo negro y otro blanco, que están luchando por tu alma. Algunas veces tanto los cadejos blancos como negros son buenos pero depende de sus ojos. Los ojos a veces son rojos como del diablo que están intentando llevarte hacia la muerte, pero otros están intentando protegerte e intentan que tu alma sobreviva. Cuando leí está leyenda, en Guatemala, pensé en el Cadejo Blanco como el protector de Sarita, el ser que la cuidaba. Porque Sarita tiene que realizar un camino muy peligroso en el cual la muerte acecha en cualquier lugar, pero hay algo en el aire que la está protegiendo. Un Cadejo representa aquello que no entendemos físicamente, pero que te cuida. Esta leyenda está muy arraigada en el folklore guatemalteco y quería integrarlo en la película como un segundo nivel de significación, porque mis amigos en Guatemala creen mucho en Los Cadejos. La leyenda en la versión de la calle es más divertida, cuando sales de un bar borrachísimo si andas por la calle y te encuentras un perro salvaje acércate porque te está acompañando y te está protegiendo de algún ladrón que te va a robar, por eso es bueno si sales borracho de un bar en Guatemala buscar a un perro callejero porque seguramente es un Cadejo que te cuidara hasta que regreses a tu hogar. Por eso hay dos escenas en las cuales Sarita se encuentra con dos perros uno blanco y otro negro que la protegen y hacen que prosiga su camino.

Carlos Garríes: Tu película nos lleva hacia un realismo documental.

Justin Lerner: El proceso que utilizamos para idear la película se parece mucho al del documental. Fueron tres años de investigación, entrevistas, y sin ninguna estructura fija de guion. Fui a los lugares, hablé con mareros reales, con sicarios y chicos y niños que trabajan para ellos. Hay muchísimos chicos o chicas que están involucrados en todo tipo de delitos muy delicados, incluso crímenes. Algunos de ellos, me enseñaron su casa segura dónde tiene sus drogas y sus armas. La mayoría no querían participar en la película, no querían ponerse en frente de la cámara. Hablamos muchísimo con ellos durante la etapa de investigación porque no quería ser un gringo, un extranjero que viene a un país y cuenta una historia de su cultura sin saber al detalle y con toda veracidad, el cómo es su vida. Por eso dedicamos 3 años para entender y respetar su cultura, su forma de vida. Al final fueron ellos mismos los que me ayudaron a escribir el guion, sinceramente, casi no escribí ninguna palabra de los diálogos de la película porque fueron ellos mismos quienes los escribieron. El 80% son actores reales, no profesionales. 

La protagonista Karen Martínez (Sarita) es actriz profesional pero ella, sinceramente, se parece mucho a su personaje porque trabaja, estudia, vive en un barrio de clase humilde y también tiene una hermana. Otro de los actores profesionales es Brandon López (Premiado por la Jaula de Oro). Él vive en un barrio muy peligroso, en zona 3 de Ciudad de Guatemala y conoce mucho a los mareros en esa zona. Brandon es muy buen chico y desconocía la vida de los mareros en Puerto Barrios. Durante mis visitas a Puertos Barrios vino conmigo muchas veces para conocer su vida, aprender su jerga y el acento porteño. Los mismos actores porteños eran auténticos entrenadores de acción, personas como otro de los actores Rudy Rodríguez (no profesional) conocían muy bien esa vida y me ayudaron muchísimo, en estos momentos Rudy trabaja en un taller mecánico.

Carlos Garríes: Los pequeños detalles son los que le dan a tu película ese punto de realidad.

Justin Lerner: Así es la realidad en Guatemala, esa escena es tal como me explicaron y como pude comprobar en la realidad. Muchos niños en Puerto Barrios trabajan para las Maras pasando información entre pandillas a través de papelitos, porque el gobierno en Guatemala, a veces, puede leer tus mensajes realizados por teléfono, de esa manera controlan que la información sensible no pueda ser grabada.  

Carlos Garríes: Brutal ese plano secuencia del trayecto de ese papelito con información.

Justin Lerner: ¡Ufff!, esa escena fue muy dura, muchos extras, contratamos dos equipos de fútbol, cuando el niño sale del fútbol vemos un foodtruck con tacos, música, gente por la calle, motos, una escena complicada. Hay tres o cuatro momentos en la película complicados. 

Otro plano secuencia cuando entra discoteca buscando el narco. Puedo asegurarte que esa escena es la “más cara” de mi carrera. Teníamos una discoteca cerrada, coches por la calle, colas y personas entrando en las discoteca con luces, humo, música y un DJ, personas bailando (hubo coreografía de los bailes). Ensayamos mucho el plano secuencia con la steadicam, contratamos a un steady operador.

Carlos Garríes: Volvamos a la escena en la que los niños están integrados en las maras y conviven con ellos como si fueran una familia. 

Justin Lerner: La realidad de esos niños es que son chicos de la calle. El ejemplo perfecto es el Luli el pequeño que interpreta Luli, al principio no tenía escrito un papel específico para él en la película, pero durante el proceso de los castings siempre nos estaba siguiendo ¿Qué haces, que haces? Luli es un chico de la calle, si tiene mamá, si tiene abuela pero siempre está por la calle, hablando con chicos, integrado en las pandillas y todos lo conocen. Finalmente mis productores me comentaron ¿Por qué no ofreces un papel a Luli? Él siempre está por allí y no es difícil encontrarlo, sabes que si no está en su casa puedes encontrarlo por la calle, al final le dimos el papel y está estupendo. La clika para todos estos niños es su familia, los miembros más grandes realizan el papel de hermanos mayores, le cuidan y les protegen. Un amigo mío de Puerto Barrios se ha hecho cargo de la escolarización de Luli.

Carlos Garríes: ¿Esos niños van al colegio? 

Justin Lerner: Algunos sí pero la inmensa mayoría no. Se espabilan trabajando en muchas cosas a la vez como haciendo de repartidores a domicilio, lavando coches e incluso cortando el pelo. 

Carlos Garríes: ¿Pero en Guatemala la violencia está tan latente como refleja tu película?

Justin Lerner: Posiblemente más. Durante los tres años de investigación, yo tenía apartamento en la capital pero cada fin de semana iba a Puertos Barrios, estaba el viernes, sábado y el domingo por la noche volvía  a mi casa porque al día siguiente daba clases en la Escuela de Cine en Ciudad de Guatemala. La verdad que la génesis de la película se gestó cuando uno de mis alumnos que es nacido en Puertos Barrios (Es co-productor de la película) me invito un día a su ciudad natal. Cuando estuve allí fue todo muy tranquilo, hablamos en un plaza donde los chicos jugaban al fútbol, comimos algo y hasta llegamos a ir en bus. Pero cuando vi las noticias vi que dos chicos adolescentes de una mara de otro barrio ardiendo en llamas hasta morir porque hicieron algo contra otra clika, me impresionó mucho y  la verdad es que cosas así no pasan en mi película. La respuesta a tu pregunta es si, la gente muere cada día y la violencia está muy presente en Guatemala. 

Carlos Garríes: El rostro de Sarita es impenetrable,  nunca, nunca refleja en su mirada lo que le sucede, y eso en muchas ocasiones me crea muchísima tensión. 

Justin Lerner: Es que Sarita no puede expresar sus sentimientos porque está rodeada, está en medio del peligro.  Necesitaba encontrar una actriz que pudiera decir mucho sin hacer casi nada con su cara porque con cualquier gesto podría delatarla, tan solo podía hablar con sus ojos. Ella es una actriz de cine que se parece mucho al personaje: tiene una vida muy dura, no tan dura como Sarita, pero si lo suficiente para que pueda entender su lucha de cada día. Cuando llegó Karen al casting, ella tenía rasgos del personaje porque es muy fría y seria, la verdad es que es simpática pero no refleja mucho a través de su cara.  Necesitaba encontrar alguien así para interpretar este papel porque no puede sobrevivir si hablas demasiado con tu rostro, su cara debía ocultar todas sus emociones. Y como hablamos con anterioridad, planificamos durante el rodaje, que tener dos momentos en los que brotaran las emociones.

Carlos Garríes: Con la evolución de Sarita percibimos como dentro de la mara llegas a la violencia de una manera muy natural. ¿Allí se aprecia que el peligro puede aparecer en cualquier momento?

Justin Lerner: Es que esta era mi experiencia en Barrios, la violencia podía surgir en cualquier momento y en cualquier situación, nunca se sabía dónde se encontraba el peligro. Mientras estaba preparando el scouting, un día entré en un bar y a los dos minutos de estar dentro hubo un atraco, pero no por mi (ellos intentan no molestar a los extranjeros) sino porque era un asunto interno entre bandas. Pero tienes razón, la amenaza de peligro se puede ocurrir en cualquier momento En una escena construimos junto con Roman unos planos secuencias para intentar introducirnos en sus ojos y ver tan solo lo que ella vea porque hay posibilidad en cualquier momento el peligro podía encontrarse en cualquier momento. Necesitábamos crear esta tensión para entender lo que no sabemos pero que realmente puede pasar. Por ejemplo en la escena de la discoteca, la tensión es creada a través de las personas que se iban acercando a ella sin saber realmente si son un peligro para ella, llegando a crear tensión en esos momentos. 

Carlos Garríes: Las escenas de violencia son muy realistas, como si fuera algo cotidiano. 

Justin Lerner: Queríamos evitar en las escenas de violencia el romanticismo de las mismas como ese cliché que vemos tantas veces en los crímenes dentro del género de las pandillas callejeras donde siempre existe la venganza, porque realmente no es así en la vida real, cuando ves un cuerpo muerto, la primera vez, no es emocionante, no es grande, es un simple detalle.

Es algo que pasa alrededor tuyo, e increíblemente, continuas con tu vida como si nada hubiera pasado. El primer cuerpo muerto que vi en el Puerto Barrios fue así, estábamos manejando un carro y vimos dos cuerpos tirados por la calle y seguimos el trayecto sin explosiones, sin música romántica, nada de nada y esa situación me da más miedo, es mucho más real. 

Carlos Garríes: Junto a tu director de fotografía (Roman Kasseroller) captáis es vuestras imágenes la belleza de esa naturaleza selvática en contraposición al horror que transita por ese lugar.   

Justin Lerner: Sí porque el paisaje en Puertos Barrios es paradisiaco, pero cuando llegas allí se intuye la tensión entre la belleza existente y el horror de la violencia que recorre por sus calles. Puerto Barrios es la tierra de dioses, el río, la selva, la playa, el puerto, el malecón, las palapas hacen de ella una ciudad muy bonita, pero que convive con la violencia, el crimen y la pobreza. 

Carlos Garríes: ¿Cómo llegaste hasta esa música tan inquietante?   

Justin Lerner: Pues la mayoría de la música de la película es de un grupo de indígenas de Livingston. Livingston es un pueblo  al otro lado del río Río Dulce enfrente de Puertos Barrios donde tan sólo puedes llegar a través de barco. La mayoría de la población son negros African British, descendientes de los países con africanos de habla inglesa, provienen de una diáspora de muchas partes de Centroamérica, son  los Garifunas y la mayoría de ellos Guatemala viven en Livingston, donde  hablan indígena, ingles y español. La música que ellos tocan es indígena y funcionaba muy bien en la película porque es inquietante y es como advertir a los espectadores que va a suceder algo desde una tierra lejana. 

Carlos Garríes: ¿Cuál es el papel del Patrón dentro de las maras? 

Justin Lerner: Todas las clikas tienen ese patrón que normalmente no vive con ellos, que vive en otro lugar, a veces en otra ciudad, que da órdenes, les manda, les cuida y les protege, pero que se queda con la mayoría del dinero y se encarga de que se repartan el dinero restante entre ellos. Llegué a conocer a dos tres patrones reales y puedo asegurarte que son muy peligrosos.

Durante la investigación estuve un día entero con un Patrón como el personaje de la película. Fui  a su casa segura, sin cámara, no me dejó grabar nada pero vi donde esconden sus armas, sus drogas, normalmente tienen una casita muy en las afueras, en el bosque. Cuando tocamos el timbre una señora mayor respondió, no dirías nunca que aquella era una casa segura, estaba muy bien camuflada. Durante el estudio ninguno de ellos no quisieron participar delante de las cámaras, pero era una parte muy necesaria para completar la  investigación para que cada uno de los detalles fueran correctos. En realidad me ayudaron mucho, comentarte que cuando algo en el guion no funcionaba y ellos sabían como solucionarlo, me ayudaron mucho en ese sentido

Carlos Garríes: ¿Es un gran problema el tema de los desaparecidos en Guatemala?

Justin Lerner: Cuando estaba realizando el guion, veía diariamente en los noticieros de la televisión casos de chicas y chicos que desaparecen y que nunca se llegan a encontrar, y que la policía nunca llega a investigar, es muy triste. Me impactó mucho y por eso está película es de una chica que decide luchar contra todos, ese fue al final el hilo que unía toda esta historia sobre las Maras guatemaltecas sobre las que estructuraría mi investigación.  

Carlos Garríes: Tus primeras películas son totalmente estadounidenses y Cadejo Blanco es una película 100 % guatemalteca. ¿Por qué cambiaste de registro? ¿Hay mucha diferencia entre rodar en USA o Guatemala. 

Justin Lerner: Es totalmente diferente el proceso. En primer lugar los actores, en ‘The Automatic Hate’ trabajaba con actores profesionales, era mucho más sencillo: llegar al set hablar con los actores, un lugar que conozco bien, mis padres son de Nueva York y fui a una universidad muy cerca de donde filmamos. En cambio en Guatemala los actores no son profesionales y tienes que trabajar mucho cada día con ellos, allí soy extranjero, sí que hablo español pero no es mi idioma natal. 

La verdad es que siempre estoy buscando un reto diferente, esta en mi filosofía de hacer cine. Con cada película quiero ofrecer algo que ya no existe en el mundo del cine y ya que tenía la oportunidad de vivir en Guatemala, quería aprovecharla. Me dije a mí mismo: “si tengo acceso a lugares donde nadie ha podido penetrar y además tengo habilidades de cineasta estadounidense ¿Por qué no ofrecer otra mirada, otro punto de vista que no existe en Latinoamérica?. Como director extranjero que soy puedo ofrecer algo diferente. Hay muchas películas latinoamericanas sobre ese tema pero yo creo, en mi opinión, que tengo otra perspectiva por ser extranjero deseaba realizar algo diferente. Por eso tome decisiones diferentes como la de elegir un personaje femenino como protagonista. En el cine de pandillas en Latinoamericana el machismo es un estado imperante, existen muy pocas películas donde la mujer sea el eje de la historia y menos aquellas donde se infiltre en una organización criminal como la Mara. 

El único film en el que puedo pensar es en la mejicana ‘Miss Bala’ de Gerardo Naranjo que es increíble, el estilo del director de Fotografía es muy parecido al de Roman, hay muchos planos secuencia muy importantes y la tensión entre lo que está dentro del cuadro y que la está fuera es muy importante. Eso sucede también en mi película, por eso ‘Miss bala’ es una buena inspiración.

Carlos Garríes: Otra historia interesantísima es la tuya viviendo en Guatemala. ¿Qué haces en Guatemala?

Justin Lerner: Si, en el año 2015 me invitaron a ayudar con la fundación del programa de cine de la Escuela de Cine dentro de la universidad en la capital que se llama Universidad Francisco Marroquín, donde me prometieron que tendría libertad para dar las clases como yo quería y por eso acepté y fui a Guatemala. Era el primer profesor de la Escuela y me encantó enseñar a estudiantes, donde no existían este tipo de cursos, estaba enseñando cine que no sabían que existían y sus cabezas comenzaron a explotar con Celebration, Godard, Mike Nicols, Tarkovski, Roman Polanski. Viendo a todos estos jóvenes alumnos discurriendo sobre cine me ha enseñado e inspirado mucho, por eso después de dos años dando clases llegó el momento de realizar un film en el país. 

Un alumno mío de Puerto Barrios me invitó a ver su ciudad natal un fin de semana. Durante ese viaje estuve en una comida con mucha gente donde estuve sentado al lado de un ex sicario, él fue la primera persona la primera persona que entrevisté para mi investigación. Me presentó a sus soldados, no quería participar en la película frente a la cámara pero me ayudó muchísimo en la investigación: me interesaba mucho conocer a jóvenes que tenían doble vida: salir con chicas, ir a partidos de fútbol, algunos iban a clase pero por las noches tenían otra vida donde realizaban trabajos para su patrón en su clica. Durante la semana era profesor de cine pero los fines viajaba hasta Puerto Barrios donde me convertí en un periodista de investigación. Las investigaciones comenzaron en el  2017, la idea, el guion y los castings se realizaron en el 2018, durante el 2019 se realizaron los castings definitivos, la búsqueda del equipo técnico y comenzamos a rodar, la filmación fue en los primeros meses del 2020  y finalizamos unas semanas antes de la pandemia. El post fue muy largo porque tuvimos que trabajar online debido al confinamiento, mi co-editor, César Díaz, estaba en Bélgica y yo en Estados Unidos. Finalmente estrenamos en septiembre del 2021 en Toronto, en octubre en la FICG en Guadalajara y después llegó Málaga.

Carlos Garríes: En tus películas siempre hay una tensión interna que explota en escenas increíbles como la cena familiar en ‘The Automatic Hate’, con un estupendo Richard Schiff y un espectacular Ricky Jay.

Justin Lerner: En ‘The Automatic Hate’ tenía clarísimo que mi película solo funcionará si Rick aceptaba el papel de Tío Jess, el papel estaba pensado para él, era parte de mi película. Escribí y escribí cartas a su agente y finalmente un día el celular de su gerente en Nueva York. Al final pude quedar con él para tomar un café. Tenía media hora para convencerle para que formase  parte de la película, le explique que fui al mismo College University que fue él, “mi padre es de Brooklyn como tú, eres judío y yo soy judío y sobre todo escribí el papel de Tío Joss solo para ti. No tengo segunda opción y por eso si dices que no, estoy jodido. En la  película tiene poco diálogo pero está inmenso porque cualquier acción cubre toda la pantalla sin hacer nada, simplemente una mirada suya es increíble.  

He disfrutado muchísimo con Ricky, él es mágico y siempre hay algo interesante en su rostro, aunque nunca llegas a saber qué  está pensando hasta que sucede la explosión. Yo estoy inspirado en ‘Celebration’ que es una de las cinco películas en mi vida que me han impresionado. Presentamos juntos la película en Mar del Plata. 

Carlos Garríes: El lenguaje español no tiene secretos para ti.

Justin Lerner: Aprendí a hablar español en Galicia. Después de finalizar la universidad fui a Galicia y viví allí durante un año, allí estuve aprovechando la vida y  conocí una chica que fue el primer amor de mi vida. Tenía 22 años y venir a este país me transformó, desde entonces llevo a España en mi corazón. Parte de mis mejores amigos son de La Coruña que cuando se estrenó Cadejo Blanco en Málaga perdieron un día para ir hasta Málaga y compartir aquel día conmigo. 

Continuará…

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