Un elegante y dinámico relato cinematográfico representativo de la esencia humana dominante en el desbordado y cruel capitalismo actual. Ridley Scott ha escogido una historia real acontecida en Italia en 1973 para retratar, a través de un convincente Christopher Plummer, el infinito ego del inconformismo y la avaricia. ‘Todo el dinero del mundo’ es un sólido largometraje placenteramente disfrutable en su totalidad, fruto de la más que consolidada experiencia de uno de los mejores directores de hoy en día, robusto en su presentación, atractivo en su nudo y resultón en su desenlace.

La calidad de la propuesta es innegable, el cruel reflejo que esconde el entretenido ritmo de su narrativa se expone con elaborada sutileza para, de manera inteligente, ofrecer un producto menos dramático, más entretenido y cercano a todos los públicos.  La corrección es la nota predominante en el metraje, una notable ambientación, solventes interpretaciones y un guion más que digno hacen de ‘All the Money in the World’ un thriller hecho por y para el gran público.

Pero… toda esa aparente formalidad carece de la magia de los mejores títulos de director norteamericano, es por eso que pese a todas sus virtudes ‘Todo el dinero del mundo’ se sitúa en la segunda línea de la filmografía de Scott, la falta de fuerza y ambición está latente en un film impecable en su narrativa, es por ello que conseguirá nuestra atención, pero en ningún momento es capaz de alterar nuestras emociones, la dureza y tensión de la historia real no acaba de impregnar las más de dos horas de duración de la película. Un largometraje que gustará a la mayoría, sin duda lo merece, pero es muy posible que no logre enamorarlos.