Algunos echamos en falta el poder disfrutar del estreno de ‘Mudbound’ o ‘Bright’, dos de las últimas producciones propias de Netflix, en la gran pantalla. Pero en esta ocasión debemos agradecer a la productora norteamericana que no lo haya hecho, ‘The Cloverfield Paradox’ no es más que un título de sobremesa de fin de semana, ni más ni menos. Si somos capaces de no sacarla de ese contexto y rebajamos nuestras expectativas al subsuelo puede que encontremos en ella un entretenimiento alternativo a la siesta.

Cloverfield era una saga que pese a no aspirar al culto cinematográfico tenía la suficiente calidad y dignidad como para ser disfrutadas, tanto ‘Monstruoso’ como ‘Calle Cloverfield 10’, pero digo tenía por qué el desconocido Julius Onah ha sido el responsable de vilipendiar la trilogía con una propuesta cutre tanto en el fondo como en la forma. Nada se puede tomar en serio en ‘The Cloverfield Paradox’, el guion es un absoluto desastre y su puesta en escena tiene la suficiente poca profesionalidad como para hundirlo aún más en el fango.

Sorprende ver a J.J. Abrhams como productor, algunos nombres ya consolidados deberían vigilar donde dejan incluir su firma ya que hay manchas que son difíciles de quitar. Lo peor es que ‘The Cloverfield Paradox’ tiene claras conexiones con las dos anteriores entregas, más hubiese valido que las malas interpretaciones de Daniel Brühl y el resto de la tripulación de su nave espacial se hubieran perdido para siempre en el espacio.