Tenet y un gesto es todo lo que tienes.

Es ‘Tenet’… ¿Cómo podría yo explicar esto? Christopher Nolan es un hombre que bien nos tiene acostumbrados a aquellos que amamos el cine a dejarnos ojipláticos y boquiabiertos en la butaca de nuestras salas. Si ya con ‘Origen’ puso patas arriba la convencionalidad cinematográfica, con ‘Interstellar’ hizo que a muchos nos explotara el cerebro por lo que estábamos viendo; sin olvidar su Caballero Oscuro o la recreación de la batalla de Dunkerque que realizó.

Llevarnos a un thriller de espionaje internacional no prometía ser más que otro convencionalismo más. Las películas de secretos conflictivos para el devenir de la humanidad resultan interesantes desde el primer párrafo del guion, pero añadir el nombre del cineasta británico a la nómina de la dirección eleva su nivel a uno que va más allá de lo plano o meramente recreativo.

Ok, Tenet, pero… no has pillado ni media.

Y ojo, es normal. ‘Tenet’ tiene todos aquellos matices del cine de Nolan: es enrevesada, complicada y, digamos, refinada. Pero a la vez es una película que no intenta caerte bien y que deja abierta la posibilidad de que si no te enteras de nada, le de exactamente igual. Así pues, intento comentar un poco desde mi más puro desconocimiento de la física como tal. (Si algún físico lee esto y tiene que darme un cocotazo, lo comprendo perfectamente).

‘Tenet’ se centra en la denominada inversión temporal. Dicho de otra manera: el tiempo puede ir hacia atrás, pero unicamente aquellos objetos que previamente hayan sido manipulados para tener esta capacidad. Así pues, y como vemos en el tráiler, una bala puede volver al cañón del arma o un pájaro volar hacia atrás. No es tan sencillo… primero ese objeto ha de haber sido lanzado: la bala ha de haberse disparado anteriormente o el pájaro ha de haber alzado el vuelo. Causa y efecto totalmente invertidos, aunque existiendo igualmente, lo que evita paradojas temporales que entrarían de pleno en una mayor dificultad explicativa.

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Otro aspecto al que hace referencia la cinta es la entropía, que si tiramos de RAE estamos ante la medida del desorden de un sistema. Si una masa cualquiera tiene sus moléculas regularmente ordenadas tiene una entropía mucho menor que aquella masa que sea un caos molecularmente hablando. Ahora bien… ¿y si podemos alterar dicha entropía? Pues para que los personajes de ‘Tenet’ puedan hacer algo «parecido» a viajar en el tiempo… tienen que invertir su temporalidad. Un follón, vamos. Dificultad añadida puesto que hay detalles que cuando se está a la inversa hay que tener en cuenta, como que no se puede respirar debido a que el aire no entra en los pulmones o que, como casi todas las películas y novelas de viajes en el tiempo nos han enseñado, no te puedes encontrar con tu propio yo

Y uno de los conceptos, quizás el más importante, es la paradoja del abuelo. Dicha paradoja dicta que si un hombre viajase al pasado a matar a su abuelo, éste no habría engendrado a su padre y por tanto a este «viajero del tiempo» tampoco, evitándose así el asesinato del propio abuelo. ¿Nunca os han hecho la pregunta de «Si pudieses viajar atrás en el tiempo matarías a Hitler de bebé»? Bueno, dicha paradoja reza que esa vuelta al pasado y evitar la II Guerra Mundial habría eliminado también el propósito y la necesidad de asesinar a Hitler al no haber existido esa II Guerra Mundial, por lo que ni siquiera existiría esa vuelta al pasado para el asesinato, por lo tanto si habría nacido y crecido… y así constantemente «hasta el infinito», convirtiéndose en una enrevesada paradoja. Y es que no puedo contar mucho más sin spoilers…

Riquísimo concepto.

Tenemos por tanto en ‘Tenet’ un concepto impresionante sobre el cual hacer girar toda la trama de la película. Ahora bien… ¿la riqueza de ‘Tenet’ reside por tanto en que el concepto sea atractivo o no? En parte, pero también en el hecho de que la película reúne elementos propios de películas de espionaje que la engrandecen aún más. Los pequeños tintes comédicos en el guion, casi sibilinos; negocios armamentísticos; los vaivenes en ciudades diferentes, los momentos en los que el antagonista parece ser otro… todo ello hace aún más viva la película.

También tenemos un trabajo enorme por parte de Christopher Nolan para que el espectador no se encuentre cómodo en ningún instante de ‘Tenet’. Las ambientaciones nos llevan al sentimiento de peligro y no encontrarnos en el sitio correcto y ciertas características en los personajes principales hacen que no lleguemos a empatizar de una manera cercana con los mismos, como si bien podíamos hacer con Ellen Page o DiCaprio en ‘Origen’ o incluso con McConaughey en ‘Interstellar’.

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Pero dicha incomodidad es atractiva, aviso. Es un acierto más para demostrar la crudeza y frialdad de la misión que tiene nuestro protagonista. Por tanto además del acierto del propio Nolan, mención necesario para los protagonistas al uso, puesto que John David Washington (‘Infiltrados en el KKKlan’) y Robert Pattinson (‘Agua para elefantes’, la próxima ‘The Batman’) realizan su labor interpretativa a un altísimo nivel. Kenneth Branagh (‘Asesinato en el Orient Express’, ‘Valkiria’) es uno de esos villanos que llegas a detestar, ergo buen trabajo por su parte y luego tenemos a una Elizabeth Debicki (‘Operación U.N.C.L.E’) que si puede resultar ser la más… desubicada de la cinta, pero dejando matices que hacen a la trama tener cierta cercanía con el espectador para buscar esa empatía.

Por tanto…

Por tanto ‘Tenet’ es una disfrutable obra que va más allá del entretenimiento sin más para quedar bien de cara a la galería por parte del director. Una película retorcida, compleja y por momentos incómoda que hacen las delicias de todos aquellos que no busquen una trama cándida y descafeinada en cada blockbuster que nos llegue a la cartelera. Apoyada en complicados conceptos, pero resultando ser una película entretenida y admirable.

Culpa también de ello para unas imágenes de dualidad temporal que hacen que el concepto propio e inherente a nuestra lógica que tenemos instaurado de serie del paso lineal del tiempo se vea totalmente destrozado. Christopher Nolan vuelve a coger un reloj y meterle con un martillo sin ningún tipo de piedad, desdoblando todo lo que entendíamos como normal y brindándonos una barbaridad en cuanto a efectos especiales y en cuanto a idea como tal.

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En definitiva: ese concepto físico entra dentro de la trama principal y, al ser tan grandilocuente, se alimenta de todo aquello que tiene alrededor para crear con ‘Tenet’ una obra notable que, bajo el peso de ser una de las grandes «salvadoras del cine» debido a la época que estamos viviendo, engrandece aún más la filmografía de un Christopher Nolan que a cada paso cinematográfico que da nos hace deberle mucho más.

Tráiler