Quentin Tarantino (XIII) : ‘Django desencadenado’

Tres años después de Malditos Bastardos, el genial director estadounidense nos cuenta la siguiente historia: Dos años antes de la Guerra Civil de EEUU, King Schultz promete al esclavo Django que si le ayuda a encontrar a unos asesinos le dejara libre; opción que aprovecha este para así poder buscar luego a su esposa Broomhilda, que se encuentra en manos de Calvin Candie como esclava.

Todo este coctel de nombres se encuentra representado, en orden, por los siguientes: Christoph Waltz, Jamie Foxx, Kerry Washington y Leonardo DiCaprio. Todos, y cada uno de ellos, demuestran en este film porque son grandes nombres del panorama internacional del cine, pues están ante unas interpretaciones magnificas y una forma de plantarse ante la pantalla que es una delicia. Tarantino no pierde los ápices y detalles que le hicieron ser quien es, y nos regala un divertido y satisfactorio placer para la retina en formato –de nuevo- homenaje al Spaghetti western. Narrativa y direccionalmente es una obra que mantiene la principal muestra de sentimiento por el entretenimiento que cada obra de este nos brinda, y en el caso de Django Desencadenado resulta una potente cinta con aires antibélicos y de sangre caliente.

Sangre y acción, con el guion más maduro desde Pulp Fiction o la infravalorada Jackie Brown, llega a resultar desagradable en escenas y agradecida en trama; transformándose así en una oda al cine creado y al más puro homenaje realizado al género favorito de este.

Desmembrada, en términos hablados Tarantinianos, en tres actos; los dos primeros son un claro ejemplo de marcar cátedra en la dirección y montaje, otorgando a la imagen y la música la aclaración de potencialmentete obligatorias, y enmarcando la cinta en la grandeza que, en el tercer acto, parece menguar y hacerse más pequeña por momentos. Aun así, la obra completa resulta de exquisito y potente poderío visual, ambientándonos en el momento del homenaje, no ya como esto mismo en sí, si no como un placer absoluto y completo por rodarlos, y por incluir en ellos referencias a su gusto por la Serie B – ¿sangre extrema en disparos?- y por todo en lo que el rojo predomine la pantalla.

Algunas escenas son únicas y, posiblemente solo repetibles por el bueno de Tarantino, que ha cogido con ‘Django desencadenado’ un género cinéfilo que se presumía completamente obsoleto, le ha dado un detalle suyo por aquí y otro por allá, y nos ha regalado una cinta cuya trama y dirección le hacen honrarse a sí mismo como director.

Quizás excesiva, y demasiado visceral con el tema de la esclavitud, en la película hay balazos a partes iguales sea el color que sea el que tenga la piel del protagonista, con una escena del KKK para recordar, con interpretaciones de órdago y con una teatralidad y exquisito control en la improvisación más pura como posiblemente no se haya visto antes; ‘Django Desencadenado’ es una obra de exquisito placer y de disfrute obligatorio, en la que el tiempo vuela a merced de una lenta sucesión de escenas que se recomienda ver una y otra vez, y que colocan el adjetivo de memorable en un escalón muy superior al resto. La obra es de Tarantino¸ y eso es fácilmente demostrable por la misma.

Tráiler

Dos años más tarde de subirse a la mesa de los críticos para orinar, Tarantino se viste con su mejor traje y la corbata más esperpéntica que encuentra, cita a todos los medios y les insta a colocar todos los micrófonos que quieran, abre los brazos en forma de Dios todopoderoso, y recita con calma: “Señoras, señores; soy un auténtico y grandioso director; y haga lo que haga desde aquí hasta el final de mis días, conseguiré que se os caiga a cachos”

¿Pasa el corte?
Overall
3.9
  • Fotografía
  • Guion
  • Banda Sonora
  • Interpretaciones
  • Edición y montaje

Resumen

  • Escenas que rememoran grandes clásicos.
  • Unas interpretaciones de 10
  • Toda la acción que quieras y un poco más de sangre de la normal

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