Libera tu mente, si no lo haces no podrás disfrutar de ella. Deja atrás todo lo que crees quieres o piensas vas a ver, solo así esta ‘Mulán’ que seguramente volverá a marcar a toda una generación cale en ti.

Nada más empezar nuestro narrador nos lo avisa, ha habido muchas historias sobre Mulán, y esta es una más. Porque no olvidemos, antes de meternos en faena, que Mulán está con nosotros desde hace más de 1500 años, momento en el que se creó una balada sobre una joven que se hacía pasar por hombre va a defender al reino en lugar de su padre.

Esta crítica quizá no sea todo lo imparcial que debiera, pero si somos honestos, ninguna lo es. Cómo casi todos los que leerán estas líneas mi única referencia o conocimiento sobre Mulán estaba empapado de Mushu, grillo y canciones que puedo reproducir de memoria sin esfuerzo alguno.

Niki Caro sacude todo eso de la nueva versión Disney y si bien no ha sido del gusto de todos, ha sido lo acertado. No necesitamos una versión de animación mejorada del clasicazo de 1998, y tampoco quería una versión edulcorada en carne y hueso que lo reprodujese casi todo al milímetro como ha ocurrido con ‘Dumbo’ o ‘El Rey León’. Esta ‘Mulán’ es una en sí misma, bebe de muchas fuentes pero tiene su propia personalidad.

Uno de los elementos que mejor toma prestados, o comparte con su predecesora de animación, es la banda sonora, que suena justo en el momento que debe y siempre te arranca la sonrisa. Lo hace mientras odiamos a la casamentera (casi tanto o más que antes), cuando Mulán entrena arduamente, al alcanzar la cima tras reconocerse a sí misma y en todos esos puntos vitales que requieren de ese extra de magia y nostalgia.

El profundo cromatismo es otro de esos rasgos que agradecemos. No hay colores planos ni repetitivos ni aburridos. Todos y cada uno de ellos juega con la intensidad y brillo de la emoción o sentimiento que sus creadores quieren transmitirnos en sus personajes y localizaciones. A veces parecen irreales pero nada más lejos de la realidad, simplemente nos transportan a un lejano Oriente cuyos colores no estamos tan acostumbrados a ver como creemos.

Lealtad, valentía, verdad.

Y sí, por fin la Mulán de Disney es oriental y no occidental. Se ha cuidado el reparto, ya era hora. La encargada de dar vida a la heroína es Yifei Liu y junto a ella hay otras grandes estrellas de la talla de Jet Li, que hace las veces de emperador, Donnie Yen, a quien has visto la saga ‘Ip Man’ dando vida en esta producción al comandante Tung. El reparto se completa, entre otros, con Li Gong, a quien has visto en la desgarradora ‘Regreso a casa’ de 2014.

El discurso de la cinta sigue teniendo la misma base y corazón que encontramos en las versiones previas. La protagonista busca incansablemente ser aceptada y encontrar su lugar, sin tener que ocultar sus dones. Es cuando entra en juego el concepto de ‘Chi’, como el poder inherente a los grandes guerreros, un poder que vive en Mulán. Solo que ella, siendo mujer, debe esconderlo lejos de la vista de todos, ya que su sexo la convertiría directamente en una denostada bruja, no una venerada guerrera.

De Mulán se espera silencio en presencia de su marido y obediencia como cualidades reseñables para ser una buena esposa, y si sabe cocinar, ha triunfado. A muy pocos dentro de esta sociedad patriarcal opresora que se dibuja se les ocurre que la mujer ideal, si es que lo ideal alguna vez existió, puede ser valiente, con sentido del humor e inteligente.

La opresión se muestra en ‘Mulán’, no solo en el discurso de un padre que hace esconder a su hija lo que la hace especial, su Chi. Lo hace también con el corsé que deforma su figura y la asfixia, así como en la soledad que conlleva vivir una mentira.

Es en torno a esa mentira que se genera una nueva versión dentro de esta ‘Mulan’. Aparece la figura de Xianniang, la ‘bruja’ antagonista, no tan al uso si seguimos los estándares de Disney. Xianniang, como Mulán, es una mujer cuyo Chi se encuentra con una fuerte presencia en su interior. Esto la hace poderosa y por ende peligrosa, según para quién. El ostracismo, el abandono y haber sido repudiada por los suyos la hace aliarse con los hunos y con el malo malísimo, Böri Khan en un intento de lograr una sociedad en la que tener cabida.

Aquí entra en juego la referencia a los conejos que vemos al comienzo del largometraje. En la balada original que cuenta la historia de Mulán ya se habla de la imposibilidad de diferenciar entre sexos a no ser que se observe de cerca y que aparezca referenciado nos muestra el cuidado que se ha puesto tanto en el tema como en el tratamiento de la leyenda.

La dualidad y el diálogo que se genera entre las dos guerreras pasa quizá demasiado desapercibido pero marca enormemente en devenir de la cinta. Xianniang muestra a Mulán el poder que puede alcanzar mientras encuentra en la protagonista el camino que creía sepultado. Mulán reconoce en Xianniang el que podría haber sido su destino y empatiza con ella a pesar de encontrarse en posiciones enfrentadas.

La magia de la película se concentra en sus figuras, y es en ellas, donde vemos las escenas más espectaculares. Disfrutamos de transformaciones y escrupulosamente sincronizadas escenas de lucha mientras aguantamos el aliento al ver venir hacia nosotros las hordas enemigas a lomos de impresionantes caballos de batalla.

Quedas fascinado con los movimientos casi imposibles de Mulán y el resto de guerreros que llenan la pantalla con la magia, elegancia y letalidad que solo dejan tras de sí las artes marciales. A penas hay sangre, algo muy Disney, que no ayuda a nadie. El fragor de la batalla, la brutalidad inherente a humanos matando a iguales se diluyen y deja con ello de enseñar que la guerra y el conflicto armado está lejos de ser ideal.

Devoción a la familia

Mulán consigue, pese a todos los impedimentos y piedras en el camino, hacerse un hueco entre los que por fin son sus iguales, habiendo arriesgado previamente ser ejecutada por el mero hecho de proteger a su familia. Pero si algo remarcamos es la sonrisa y brillo en sus ojos en los fotogramas finales. No nos quedamos atrapados, una vez más, con una Mulán que regresa a su hogar para honrar a su familia y tomar el lugar que la sociedad patriarcal tiene preparado para ella en el cierre de la cinta.

La Mulán del 2020 nos permite creer que la verdadera historia transgresora de la protagonista empezará aquí y ahora, al final de la historia que todos hemos interiorizado. En el momento en que su voz confirme lo que refleja su rostro, cuando acepte la oferta del emperador de convertirse en oficial de la guardia imperial comenzará la leyenda de la primera guerrera de élite, pero no necesariamente la última.

La niña se convirtió en soldado, el soldado en líder y la líder en leyenda.

¿Pasa el corte?
Overall
3.2
  • Originalidad
  • Fotografía
  • Montaje y Edición
  • Musica
  • Guion
  • Interpretaciones
Sending
User Review
3.5 (2 votes)

Lo mejor

  • Espectaculares paisajes y bellas localizaciones
  • Una historia con todos los ingredientes para disfrutar
  • Mulán resurge una vez más

Tráiler


Y si aún así sigues con mono de Mulán, por supuesto tenemos la crítica y las mejores frases de la cinta de animación.

 

Mulán (Barry Cook y Tony Bancroft, 1998) | A buenas horas

Las mejores frases de ‘Mulan’

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