‘Las chicas del cable’, ¿O deberíamos decir ‘Velvet 2’?

Que desilusión, ahí estaba yo mordiéndome las uñas porque por fin iba a hablar de una gran producción española en Netflix y resulta que todas las grandes frases que podían haber venido a mi cabeza para escribir esta crítica no verán la luz del día, porque tal y como hemos empezado comentando, la desilusión ha sido tremenda.

No esperaba, desde luego, ver de nuevo lo mismo, yo pensaba que iba a ver ‘Las Chicas del Cable’, una serie novedosa, feminista y de gran calado, que lejos andaba yo de la verdad. Esta vez, tengo que decir, que el buen marketing ha sacado a relucir mi inocencia. Todo eran luces de brillante color a nuestro alrededor, pero no os dejéis engañar, yo lo hice y perdí preciados minutos de mi existencia, que bien podía haber aprovechado para encontrar una serie que si mereciese la pena.

Desde los primeros minutos nos encontramos con la narrativa casposa de siempre, con unos planos, pastelosos y lo que es peor, sin novedad alguna, cada personaje cuidadosamente seleccionado nos lleva a otro de ‘Velvet’, incluso los lugares de rodaje nos recuerdan a la serie de moda de Antena 3. Señoras y señores productores, guionistas, actores y directores de esta serie, tengo algo que decirles, si quisiéramos ver ‘Velvet’ lo haríamos, que además, ya está terminada y podemos verla en maratón si nos vemos con la fortaleza necesarias para tal hazaña. A los espectadores nos gusta ver una y otra vez una buena fórmula, pero no un copia y pega, y no hay nada que excuse o perdone lo que Bambú Producciones nos ha traído con el beneplácito de Netflix.

¿Qué puedo decir a favor de ‘Las Chicas del Cable’? Pues la verdad que poco, quizá que aparece el nombre de Victoria Kent y hay alguna referencia a ella, y bueno algo es algo si hace despertar la curiosidad del espectador haciendo que al menos vaya a Google a introducir su nombre. Pero además de mis fantasías en las que el público de al pause y deje de ver la serie para saciar su curiosidad, poco más puedo alabar de esta producción de Netflix cuyos personajes son planos y cuya trama insulta a la batalla que parte de la sociedad en que vivimos lleva luchando, ya tantos años, en busca de la equidad.

Me parece a mi que eso de ‘Una serie original de Netflix’ acaba de perder todo el tirón que pudiese tener.

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