‘La danza de la realidad’ (Alejandro Jodorowsky, 2013)

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Hablar sobre Alejandro Jodorowsky es una difícil tarea. El artista chileno toca todos los palos posibles y por haber. Y es que este multidisciplinar virtuoso es escritor, guionista, director de cine y teatro, actor, mimo, marionetista, pintor, escultor, compositor, escenógrafo y dibujante de cómics. Famosa es su colaboración con el historietista e ilustrador francés Jean Giraud “Moebius” con la célebre ‘El Incal’. Su relación con el cine está marcada por el surrealismo del que hace bandera.

‘La danza de la realidad’ supone su séptima incursión detrás de las cámaras. 23 años han pasado desde ‘El ladrón del arco iris’, su última aventura como director. Basada en sus memorias sobre su infancia y de título homónimo, ‘La danza de la realidad’ muestra la vida del pequeño Alejandro en Tocopilla, su pueblo natal, hasta cuando su familia decide mudarse a la capital, cuando él tiene diez años.

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Este filme es un ejercicio autobiográfico hecho a la manera de Jodorowsky. Tocopilla se convierte en un escenario colorido, mágico y lleno de vida que contrasta con una realidad cruda y sórdida. El artista muestra su infancia a su forma, de manera alegórica y con parábolas. Un padre tirano y estalinista (figura principal de la obra, magníficamente interpretado por Brontis Jodorowsky, hijo del director), una madre sufrida que cuando habla lo hace cantando como en una ópera trágica, enanos irónicos, antiguos combatientes mancos y lisiados, personajes circenses esperpénticos, marinos y militares de una dictadura represiva disfrazados de esqueletos, la clase proletaria herida. Todo un conjunto de elementos donde las teorías de la psicomagia y la psicogenealogía, de las que el director es el creador, son puestas en escena. Una forma de catarsis donde más que alejarse de esa atormentada infancia, marcada por la “posesión de los traumas familiares del pasado”, se reconcilia con ella y hasta le da las gracias. Una forma de explicar justamente el nacimiento de estas teorías. Quizás peque de egocéntrico, sobre todo en las escenas donde él hace apariciones estelares. Sin embargo, se le puede perdonar esa clase de intrusiones.

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El realismo mágico; que en literatura ha funcionado magníficamente a maestros como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez o Isabel Allende tiene un concepto diferente en el cine, se ve como un modo formal que depende esencialmente de un tipo de materia prima histórica en la que el dilema es estructuralmente presente. ‘La danza de la realidad’ es un exponente de realismo mágico cinematográfico donde el pueblo de Tocopilla se convierte en un tipo de Macondo con forma “jodorowskiana” con fuerte inspiraciones del cine de Fellini; las escenas iniciales recuerdan a la estupenda ‘Amarcord’, la madre de Jodorowsky es una mujer de curvas generosas y voluptuosas; o al de Buñuel con tullidos y enanos como parte del elenco. Esta obra es, junto con las recientes ‘Medianoche en París’ de Woody Allen o ‘El viento se levanta’ de Hayao Miyazaki, uno de los principales exponentes del este género.

‘La danza de la realidad’ es un ejercicio de introspección, un ensayo sobre la infancia de un artista sin límite. Una fábula autobiográfica que es el inicio de un testamento con el que Alejandro Jodorowsky desea legar al mundo del cine, ha anunciado que puede que haya segundas y terceras partes. Quizás no sea tan delirante e imaginativa como lo fueron ‘El topo’ o ‘La montaña sagrada’ pero lo que hace a ‘La danza de la realidad’ ser una obra imprescindible es tiene a un realizador capaz de hablar de sí mismo como lo hacen los grandes divos. Una obra que encandilará tanto a seguidores del polifacético creador como a los ajenos a su obra. Extremo y sin censuras.

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