Géminis es el signo de los gemelos y, como tal, su carácter es doble bastante complejo y contradictorio, y así es la película doblemente protagonizada por Will Smith y por un clon digital del cual desgraciadamente no sabemos su nombre y que poco a poco, tras este experimento, habrá que saber cómo nombrarlos y seguramente como premiar sus actuaciones en los festivales cinematográficos o en los de videojuegos.

Como dice el  horóscopo los Géminis empiezan nuevas actividades y retos con entusiasmo, pero muchas veces les falta la constancia para realizarlos, y eso mismo le ocurre a Ang Lee, donde su apuesta es exclusiva en lo visual y no profundiza ni en el guión, ni en la construcción de las identidades de los actores ni en los planteamientos éticos de la narrativa.

A su favor, las localizaciones colombianas y de Budapest, exquisito tratamiento del encuadre, del color y de la acción, que por exagerada deja de ser creíble. Destaco como el momentazo de la película su primer encuentro: tras un intercambio de efectos especiales hay una mirada en la escalera, que no solo hace una exposición del verdadero nudo de la historia, es desde el punto de vista técnico un hito que da sentido real a la existencia al clon digital del protagonista.

Mary Elizabeth Winstead, en mi modesta opinión es lo mejor de la película desde el punto de vista interpretativo y es de agradecer que la dirección le atribuya un papel de resistencia y contundencia similares a cualquiera de los varones intervinientes.

En cuanto al malo (Clive Owen), mejor ni hablar. Ojalá todos los malos (incluso Trumph) sean tan previsibles y tan patéticos como el que se nos presenta en esta cinta, pero ya sabemos que la industria de la guerra siempre ha tenido todos los permisos para “crear” el soldado perfecto y Hollywood la receta perfecta para vencer esa tendencia supremacista, dejándonos claro que todo está controlado por las acciones individuales de los protagonistas y que los estados y sobre todos sus distintas administraciones y agencias son un nido de corruptos. Yo no me explico como siempre termina venciendo el bien, cuando lo normal sería lo contrario.

Como es sabido los Géminis se desaniman con facilidad (como los niños) cuando no consiguen lo que quieren, y les gusta recibir atención, regalos y halagos, de ahí que nuestro protagonista, ya metido en mas de los 50, quiere mostrarse en forma como su clon digital y lo consigue haciéndolo patente en cada fotograma… pero no consigue la credibilidad suficiente, ya que está a punto de caer en el mismo error que Tom Cruise.

La dualidad de la mente, la capacidad de ver las dos caras de una misma moneda y la versatilidad son características de Géminis, pero lo que deberían ser las conclusiones son los planteamientos éticos de la clonación y “el perfeccionamiento” de las capacidades aniquilatorias de los soldados y los ejércitos, despiadados y carentes de respeto a la vida y al dolor. La ausencia de empatía que raya en la psicopatía justificada por uno estados cada vez mas obsesionados con la seguridad (la suya), nada de esto se cuestiona ni se responde, solo la tibia solución individualista de “God Smith”.

Creo que acaba de nacer una saga veremos a ver que da de sí. Géminis va a ser clonado y creo que no habrá un replicante que diga aquello de: “Yo he visto cosas que ustedes no creerían…”.


Crítica realizada por Miguel Pedraza Sánchez

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