‘El libro de Eli’ (2010) | A buenas horas

En un futuro apocalíptico, 30 años después del «resplandor» que aniquiló la casi totalidad de la sociedad civilizada, unos pocos humanos sobreviven en un ambiente increíblemente hostil y árido. Violaciones, canibalismo y salvajismo imperan en unas derruidas ciudades donde el más fuerte y el que posee el agua impone su ley. Vagando por la carretera, un guerrero solitario (Denzel Washington) se dirige al oeste con una sola misión: proteger un misterioso libro que lleva en su mochila.

El cine post apocalítico tiene algo que llama la atención; algo atrayente y significativo que hace que el publico lo disfrute. Quizás sea ese deseo de saber mezclado con el temor de lo posible; la necesidad egocéntrica de sentirse un héroe o la imperiosa creencia de que realmente es muy difícil que se llegue a esos futuros post apocalípticos que se nos muestran.

El hombre.

Ver el paso del hombre por el mundo y la nociva huella que estamos dejando nos crea una sensación interna a muchos de nosotros que se balancea entre la culpabilidad y la negación. Ojo, el planeta nos lo estamos cargando de verdad, pero no nos gusta pensarlo en nuestro día a día… preferimos que una película de aparente ficción nos lo refleje. Yo me siento bien, las productoras hacen caja y todos contentos.

‘Interstellar’, ’12 monos’, ‘La carretera (The Road)’ o ‘Wall·E’ son alguna muestra de todo esto que he comentado: un mundo post apocalíptico que resulta en una magnífica película donde la ciencia ficción, acción y la premisa del mundo destruido hacen las delicias de todos.

‘El libro de Eli’ es diferente en el contenido, aunque con similar continente. La premisa de llevar un libro misterioso que promete ser salvación a un punto del planeta concreto es curiosa cuanto menos. Ese libro que Denzel Washington lleva en su poder es la última del planeta (que se sepa), y convierte a ‘El libro de Eli’ en una dualidad narratológica que aúna religión y épica.

El punto religioso se presenta en la fe del propio protagonista. Esos 30 años andando suenan a 40 caminando por el desierto y esa misión sin demasiada explicación suena a, como ya he dicho, un ejercicio de fe completo y desinteresado.

La diferencia.

Pero va más allá. La película de Albert y Allen Hughes es una rara avis en las cintas apocalípticas e incluso de acción: la paleta cromática interfiere en cada instante de la película otorgando en el público la sensación concreta que se desea. El guion, simple debido a la necesidad propia de ser simple por parte de una sociedad cuyas necesidades han cambiado y pasado a ser más primitivas, esconde tras de si una profundidad que no se muestra a priori, pero que se descubre en los propios rasgos de inteligencia del protagonista.

No sin más, el gran peso de la misma recae en sus palabras y… «enseñanzas». Con un concreto principio básico, este guerrero solitario que es Eli muestra que queda camino por recorrer pero que la bondad debe prevalecer.

‘El libro de Eli’ es un viaje vertiginoso y digno. Elegante en construcción a pesar del desolado mundo. Su lento ritmo narrativo pero dinámico en acontecimientos no hace más que alimentar en el público las ganas de desgranar los no pocos secretos que guarda y de interferir en la historia comprendiendo la fe que mueve al protagonista.

En definitiva, ‘El libro de Eli’ es una enseñanza. Merece la pena recorrerla y conocer de primera mano una posibilidad. Además, dicho camino, dichos kilómetros, se hacen mucho más amenos si te acompaña Denzel Washington.

¿Pasa el corte?
  • Originalidad
  • Montaje y edición
  • Banda sonora
  • Guion
  • Interpretaciones
  • Fotografía
3.2

A destacar

  • La fotografía de los paisajes tan grandes en contraposición con el pequeño hombre
  • La paleta cromática de la cinta
  • Mila Kunis

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