‘Drive My Car’, kilómetros en silencio (2021) | Oscars ’22

Lo primero que necesitas para ver ‘Drive my car’ es tiempo, y mucho. Su larguísimo metraje de tres horas hará que muchos no puedan acercarse a ella o lo hagan con prisas. De ser así no disfrutarán de la película, pues su calma y ausencia de prisa por desvelar la historia de su protagonista hará que el nerviosísimo vaya in crescendo conforme corre el metraje, haciendo insoportable su visionado si no se tiene el tiempo y predisposición que la película exige del espectador que se acerca a ella.

Pese a no ser capaz de recuperarse de un drama personal, Yusuke Kafuku, actor y director de teatro, acepta montar la obra «Tío Vania» en un festival de Hiroshima. Allí, conoce a Misaki, una joven reservada que le han asignado como chófer. A medida que pasan los trayectos, la sinceridad creciente de sus conversaciones les obliga a enfrentarse a su pasado.

Pero, a pesar de su extenso metraje, ‘Drive my car’ es uno de esos films que hay que ver al menos una vez en la vida si o si. Es el relato pautado en actos de una vida adulta que no sabías necesitabas experimentar, que una vez llega te golpea con fuerza debido a su honestidad y miedo. Ese miedo que subyace en todos nosotros a perder la poca estabilidad que tenemos, o a alejar con nuestras palabras a quien creemos es nuestro amor incondicional. Es, a un mismo tiempo, una película que explora las heridas sin cicatrizar de eventos traumáticos que nunca han sido expuestos en voz alta y, que, sin salir de los confines que es nuestro alma, deambulan en nuestro interior causando desasosiego y tristeza con la que creemos nos hemos acostumbrado a vivir.

Los primeros cuarenta minutos de metraje son un prólogo, imprescindible, contado con intensidad e infinita intimidad. Es el retrato de un matrimonio que aparece perfecto ante nuestros ojos pero que esconde profundos secretos que nos empujan a cuestionarnos qué nos mueve a actuar de la forma en la que lo hacemos, por qué somos capaces de desequilibrar nuestras vidas y las de los que nos rodean con acciones fútiles que rozan lo banal y lo inexplicable a simple vista, y por supuesto, cómo nos enfrentamos a ello.

Nuestro protagonista y su mujer son artistas que se ganan la vida creando guiones, entre otras cosas. Son además, actores y directores de teatro y programas televisivos. A través de su profesión se nos muestra la frágil historia de dos escritores que no saben como acabará la historia que se encuentran creando. ¿Cuánto hay de uno mismo en lo que se escribe, en los personajes que se dibujan con palabras, con sentimientos ocultos que nadie puede ver para que otros descubran? Hay tanto de su realidad en sus historias escritas que no seremos capaces de diferenciar entre la historia que viven nuestros personajes y la realidad que viven sus personajes.

Giros inesperados resquebrajarán su historia en este primer acto de la cinta. Un momento crucial hará que las palabras entre ambos se sientan vacías, al menos para Yusuke Kafuku. Aunque nosotros seremos conscientes que todo sigue igual que antes, y que esa realidad que vivían no ha cambiado, todo sigue lleno de la misma verdad que antes de que todo cambiase.

Y entonces, de golpe, el destino lo deja todo sin resolver. La conversación que tanto anhelan no llegará, y así comenzaremos el segundo acto de ‘Drive my car’. Con un protagonista destrozado que no ha logrado acallar las miles de preguntas que deseaba realizar y con el que ahora viajamos hacia un futuro que sabe demasiado a pasado. Yusuke no puede predecir o dilucidar que ocurrirá en el tiempo que le queda por vivir, tampoco tiene intención de hacerlo, no espera nada del futuro salvo pasar sus días.

Es entonces, justo en el mayor momento de apatía que llega Misaki con su conducción perfecta y una historia tan triste que solo puede ser verdad. Una larga carretera por delante, kilómetros de silencio incómodo que poco a poco se tornan en compañía sin la que ya no puedes pasar, y la necesidad imperiosa que tenemos los humanos de conectar y conocernos, harán posible que, diciendo lo justo y compartiendo mucho tiempo, ambos encuentren el apoyo que necesitaban.

Los personajes secundarios, llenos de belleza, historias reales y ganas de vivir y encontrarse, serán junto a las localizaciones mundanas pero llenas de poesía, el complemento y escenario perfecto para recrear la obra que es la vida de Yusuke y ahora, también la de Misaki. La cinta y su trama dejan espacio para la imaginación y nuestros anhelos, esos que siempre tenemos como espectadores que sin querer modifican y moldean en su cabeza la historia que le están contando.

Es cierto que todo lo que se cuenta en ‘Drive my car’ podría haberse contado en mucho menos tiempo, pero entonces no habría tenido el peso de una historia narrada, creada y vivida a fuego lento, haciéndola inolvidable, permitiéndonos analizar a los personajes con calma, conocerlos y vernos abrumados por sus situaciones, sentimientos y reacciones.

Esta cinta no deja de ser el día a día de alguien. El tiempo vuela o esa es nuestra sensación la mayoría de los días cuando por fin llegamos a casa y no somos ni siquiera conscientes de las mil cosas que hemos hecho, pero aquí, en ‘Drive my car’, se disecciona ese día en horas, después, en minutos, y todo se vuelve más sosegado cuando se llena de silencios a los que necesitas prestar tanta atención como a los diálogos, sino más.

El conjunto final es una suma de encuadres que nos obligan a pensar en que están pensando los protagonistas, de planos largos que sitúan la escena en una enorme escala de grises y que se completa con una banda sonora llena de cigarrillos que se queman al aire, de ruidos de motor y carretera que entran por las ventanas abiertas y de silencios que se convierten en diálogos invisibles.

Déjate llevar, hazlo en un momento de paz y, entonces, seguro encontrarás en ella el efecto balsámico que tienen todas las historias que se acercan a nosotros sin pretensiones a través de personajes tan humanos como imperfectos. Te dejo el nombre de su director, Ryûsuke Hamaguchi, porque seguro volverás a buscar más películas suyas.

Tráiler de ‘Drive my car’

¿Nos encanta?
Overall
3.8
  • Guion
  • Originalidad
  • Interpretaciones
  • Banda Sonora
  • Edición y montaje
  • Fotografía
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Puntos fuertes

  • Sus protagonistas, impresionan mientras dan vida a personajes que bien podrían ser seres humanos que pasean a nuestro lado.
  • Su calma y serenidad externa en contraste con el torrente emocional interno de sus personajes.

Otras cintas de Oscars son con una cinematografía impecable son:

Crítica de ‘El poder del perro’, la ensordecedora soledad (Jane Campion, 2021)

Crítica de ‘Licorice Pizza’, por aquellos años de juventud (Paul Thomas Anderson, 2021)

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