Que vayas a ver ‘Deadpool 2’ al cine implica que vas a encontrar una película realizada por personal que se quiere divertir y que quiere divertir. La historia del superhéroe más carismático, deslenguado y seguramente irresponsable del panorama ya hizo las delicias de muchos de los que visionaron su primera entrega en el cine y, en ésta ocasión, aunque no al mismo nivel, mantiene esas ganas de hacer disfrutar en la butaca.

La misma seriedad que en su antecesora, en ‘Deadpool 2’ tenemos una historia de un tono más serio; pero no nos dejemos engañar por esto puesto que, aunque el fondo pueda tener mayor seriedad el envoltorio es un amalgama de estupideces varias, frases sacadas de contexto, sarcasmo, bromas al propio gremio cinéfilo y un caradura como un castillo de grande. Ryan Reynols se lo pasa en grande y se nota, disfruta de cada minuto dentro del traje de Deadpool y eso le insufla una calidad a su interpretación aún mayor. Tiene el gran porcentaje de buenas bromas y diálogos, obviamente, pero les un completo en cuanto a reparto. Los compañeros de interpretación danzan al ritmo que las palmas de Reynods dictan pero sin descompasar: Josh Brolin está casi igual de bien de Cable como lo estuvo de Thanos. Zazie Beetz como Domino; Brianna Hildebrand, Morena Baccarin e incluso Stefan Kapicic como Coloso no pierden el ritmo de Ryan Reynolds.

Las escenas de pelea incluyen momentos innecesarios de violencia y otros en los cuales piensas en la imaginación de los coreógrafos. Ésta muestra de poderes y los juegos de cámara cuando la acción entra mantienen un punto extra de tensión que, unido a la música mantienen el ritmo de la historia sin que haya bajas en la misma.

De hecho el comienzo es arrollador en casi todos los sentidos. Un comienzo vertiginoso y rápido que introduce una película que no agobiará, pero tampoco dejará descansar. La rotura de la cuarta pared ayuda un poco a todo, tanto a las risas y facilidad en las bromas, como a la narración y al equilibrio de la película, que no caiga ni en el aburrimiento ni en el extra de velocidad.

Si a todo esto añadimos que la película es súper gamberra, que no busca nada profundo; que incluso llega a reírse de sí misma en muchos de los momentos del metraje y las referencias cinematográficas que encontramos en ella… estamos ante una segunda parte que sigue la estela del buen debut que en su día tuvo el superhéroe más macarra que se recuerda: Deadpool.