‘Negocios con resaca’ (Ken Scott, 2015)

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La comedia absurda no es precisamente un género fácil, no hay extensos ejemplos de buenos títulos en este género que, se va actualizando y consigue que, poco a poco se le vaya reconociendo un mayor esmero. Un ejemplo es la primera cinta de ‘Resacón en Las Vegas’ o la reciente ‘Y de repente tú’. El caso de ‘Negocios con resaca’ es justamente lo contrario, como lo burdo puede dar una mezcla entre vergüenza y pereza.

Dan Trunkman renuncia a su empleo, harto de aguantar a su fría y calculadora jefa, Chuck Portnoy. Por ello, decide montar su propia PYME con un empleado anciano al que le han dado la jubilación forzosa y un joven becario que era postulante en la empresa. Pasa el tiempo y ven necesario encontrar un nuevo socio, si no se irán a la bancarrota. Por ello, deciden viajar a Berlín, donde pueden encontrar un posible socio. Sin embargo, Chuck también tiene ese objetivo.

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Esta producción dirigida por Ken Scott puede ser tranquilamente una versión chabacana y aburrida de ‘Resacón en Las Vegas’. Parte de algo similar, una pandilla muy diferente que deciden irse a una gran ciudad y tienen el fiestón del siglo. Cierto, en este caso los protagonistas son emprendedores cuyo objetivo es conseguir socio, pero la trama en ningún momento se atreve ser bizarra, extravagante, dejando a una historia que podría haber dado algo más.

Pero no es sólo eso, la juerga no llega hasta casi la mitad de la segunda mitad de la cinta. Con lo cual, esta propuesta deja un prólogo largo y tedioso. En el primer momento se sabe que necesitan ir a por un socio, pero el guión atrasa el ansiado encuentro con la capital alemana hasta haber pasado ya más de la mitad de la película. Y ya en Berlín, la trama no explota momentos que hubieran dado mucho juego como hospedarse en una habitación abierta y convertirse en arte conceptual, el tener que vivir en un albergue juvenil, entrar un pub gay berlinés, correr una maratón internacional o ser testigo de una manifestación contra el FMI. Todas esas balas, y eso que es muchas, son desaprovechadas para enfocarse en humor paleto y chistes verdes sobre tetas, culos y penes.

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Si a eso se suma sus nulas actuaciones. Vince Vaughn es la versión inmadura y sin gracia, y cuesta creerlo, de Adam Sandler. Su gran altura no trasmite nada más que estar junto a un tipo imponente. A su lado está Tom Wilkinson, mucho más experto en varios géneros entre ellos la comedia, pero que no puede ofrecer más ya que no se le exige precisamente mucho. Es más, su personaje se queda en un muy reducido segundo plano, dejándole momentos de viejo verde que son los únicos que consiguen tener algo de gracia, pero que provocan más una medio sonrisa que una gran carcajada. Pero la guinda es Dave Franco, el hermano pequeño de James Franco. Si ya el actor de ‘The Interview’ es cargante, su hermano tiene doble ración. Al menos James Franco puede defenderse en otros roles donde sí estuvo más acertado como en ‘127 horas’ o ‘Mi nombre es Harvey Milk’ pero Dave, sus momentos supuestamente cómicos resultan excesivamente tediosos, quizás su personaje se mereciera una trama más escueta que el de Wilkinson.

No es de extrañar que ‘Negocios con resaca’ se haya convertido en uno de los fiascos del año. No sólo por su carente sentido del humor y sus momentos excesivamente escatológicos sino su esa sensación que desprende de estar perdiendo tiempo de vida (y de dinero) al verla.

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