Tras la última película de ‘Madagascar’, era inevitable que se produjese el spin-off de los famosos pingüinos de la saga. Con una serie de televisión propia, especiales de Navidad, un telefilme y una campaña de marketing mayor que la de la saga original, una propia películas para los pingüinos de Madagascar era una demanda popular.
Private fue rescatado siendo un huevo por unos jóvenes Skipper, Kowalski y Rico. Después de los acontecimientos de ‘Madagascar 3: De marcha por Europa’, los pingüinos espías son secuestrados por el pulpo Dave, que se oculta bajo la forma humana del Doctor Octavio Salitre. El cefalópodo está resentido con los pingüinos porque le quitaron fama y admiración. Ahora, planea vengarse de todos los pingüinos del mundo con un arma que provoca que dejen ser animales adorables para convertirse en seres horrendos. Pero la organización Viento Norte, rescatan a los pingüinos y se unen para derrotar al malvado octópodo.
Pese a que este spin-off sólo cuente con uno de los directores originales de la saga, Eric Darnell, la tónica y humor de la saga original siguen intactos. El que ya cuenten con una serie propia en televisión, que les ha proporcionado mayor reconocimiento visual que a los otros personajes de ‘Madagascar’ llegando a la popularidad de personajes de series como ‘Bob Esponja’ o ‘Los padrinos mágicos’, beneficia a una película que no necesita una nueva presentación de los protagonistas, como ocurrió en la correcta ‘El gato con botas’ que venía de la saga Shrek.
DreamWorks saca una buena cantidad de gags, efectos especiales y escenas de acción que le da a la película una velocidad que provoca que, en sus 90 minutos de duración, no dé la sensación de que decae la trama. Se trata de un arma de doble filo, porque esa velocidad también disfraza una trama que se ha podido ver no sólo en las tres primeras películas sino también en varios capítulos de la serie. Un personaje del pasado viene a vengarse de los pingüinos, un malvado villano que quiere desequilibrar el mundo, rencillas con miembros de otras organizaciones.
Todo lo que ofrece ‘Los pingüinos de Madagascar’ no es nuevo. Pese a eso, la forma en que lo presenta resulta atractiva, saca los aspectos más positivos de la serie de televisión y los transforma para un filme que sigue los acontecimientos de la saga original. El villano repite el esquema de malo, malísimo, con un rencor algo banal pero creíble que recuerda al de otras producciones de éxito como ‘Gru 2 – Mi villano favorito’ o ‘Río’.
Se echa en falta mayor papel de secundarios propios de la saga como Mort o el rey Julien. Si algo también consigue provocar son buenas carcajadas gracias a esos momentos que recuerdan a los cortometrajes antiguos de los Looney Tunes que mezclan muy bien con esas tramas de espionaje que funcionan a modo de homenaje a las películas de James Bond. DreamWorks, que tras obras épicas como ‘Los Croods’, ‘Las aventuras de Peabody y Sherman’ o ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’, se toma un pequeño descanso para guardar fuerzas y trae una obra menor aunque muy notable que gustará a su público objetivo gracias al encanto de sus personajes, los increíbles efectos, sus graciosos gags y una acertada sensación de rapidez. De vez en cuando, echarse simplemente unas risas, viene muy bien.
