‘Diplomacia’ (Volker Schlöndorff, 2014)

Diplomacia 1

La Segunda Guerra Mundial y el cineasta Volker Schlöndorff son viejos conocidos. El célebre cineasta alemán, ganador de la Palma de Oro en Cannes y del Oscar de Hollywood por ‘El tambor de hojalata’, estuvo marcado desde su nacimiento en 1939 por este hecho histórico. En su primera ficción, ‘El joven Törless’, ya trataba el tema desde el punto de vista de unos adolescentes de un internado. Después de este, le sucederían otras cuatro producciones; la citada ‘El tambor de hojalata’, ‘El ogro’, ‘El noveno día’ y ‘El mar al amanecer’, cinco si se cuenta el documental ‘El candidato’ sobre la controvertida imagen de Franz Josef Strauß, con la II Guerra Mundial como telón de fondo. Ahora llega ‘Diplomacia’, premiada en la Seminci de Valladolid al Mejor Director y al Mejor Actor, y que viene a ser una vuelta de tuerca más a una guerra con múltiples acontecimientos.

El ejército aliado se acerca a París para liberarla, Adolf Hitler ha dado la orden de destruir la capital francesa. El general alemán Dietrich von Choltitz, proveniente de un linaje de militares prusianos muy disciplinados, ha sido el elegido para llevar tal cometido. Para evitar la masacre, Raoul Nordling, el cónsul de Suecia, se entrevistará con él en la noche previa a la destrucción para convencerle de que no siga las órdenes y evitar un derramamiento inútil de sangre.

Diplomacia 2

Basada en la obra de teatro homónima de Cyril Gely, la puesta en escena es la habitación del Hotel Le Meurice y el protagonista pleno es el diálogo entre André Dussollier y Niels Arestrup; el cónsul sueco y el general alemán. Schlöndorff utiliza a la bella París de fondo como una metáfora en la que el juego de palabras muestra múltiples rostros de la condición humana. El cónsul persuade, el general persiste, ambos discuten, se gritan, mienten, se adulan, se desprecian. Una conversación que plantea cuestiones espinosas, ¿el cónsul de verdad desea salvar a los ciudadanos o sólo la belleza de ciudad?, ¿hasta que punto el general alemán se deja persuadir?, ¿de verdad el militar desobedece una orden o es una estrategia ante la previsible derrota?

Los hechos hablan por sí solos: París fue liberado por los aliados sin apenas resistencia, con el riesgo de que los soviéticos llegaran a Berlín antes (cosa que sucedió). Con ese final que el espectador ya conoce, que la capital gala fue una de las pocas ciudades europeas que quedaron intactas tras la guerra, el veterano cineasta pone énfasis en ese duelo verbal con una finura académica, conservadora en su ejecución pero efectiva, teatral y deliciosa, ante la magistral muestra de interpretación de su pareja de actores. Ni el personaje de Dussollier es un santo salvador, ni el militar de Arestrup es un malvado sin escrúpulos.

Diplomacia 3

La traslación de teatro a cine está hecha a la perfección, pese que el protagonista sigue siendo un diálogo en un espacio cerrado, entre acto y acto se da un respiro a ese ambiente mostrando un París en peligro de demolición, unos militares que huyen por temor a represalias y los combatientes civiles que dieron su vida por su ciudad.

Como si de una partida de ajedrez se tratase, palabra contra palabra se enfrentan. Cuando el diplomático se come una torre, el general se come un alfil. Porque esa partida, con un jaque mate que conoce el público, tiene su máximo esplendor justo cuando los reyes de ambos se quedan a solas en el tablero. Volker Schlöndorff se mantiene en forma mostrando una obra acorde a la madurez de su edad, con un inteligente punto de vista y unos actores curtidos en experiencia que sólo provocan deleite en el escenario. Se cierra el telón y la diplomacia del diálogo queda grabada en la retina.

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