Este viernes se estrenó en cines ‘Bohemian Rhapsody’, el biopic sobre Freddie Mercury, figura conocida de sobras por la gente, que habla del ascenso de Queen al olimpo musical a través de sus canciones icónicas y revolucionarias, pero también cuenta la crisis del grupo cuando el estilo de vida de su vocalista Freddie Mercury se vuelve un caos.

Es una cinta que podría haber dado mucho más de sí, pero se ha quedado sólo en la corrección. Se nota que ha sido escrita nada más para complacer a los fans y ser un éxito de taquilla (que seguro lo será). Sin su actor protagonista, que está descomunal, sería una película totalmente prescindible.  

Destaco dos cosas: la soberbia interpretación de Rami Malek, actor sobre todo conocido por ser protagonista de ‘Mr. Robot’, una serie interesante en la que tiene un papel más bien comedido (nada que ver con este filme), y la recreación estupenda de algunas secuencias musicales, llevada a cabo mediante la música de la banda.

La razón por la que digo que es una película simplemente correcta es porque se queda en el tópico, no va más allá. En muchos aspectos es demasiado superficial y complaciente, el perfecto paradigma para satisfacer a los seguidores, muchos de los cuales caerán en la trampa y se dejarán engatusar por la banda sonora y por la sólida puesta en escena. Es una pena que una biografía a priori fascinante haya seguido estos derroteros tan superficiales, aunque tenga momentos muy buenos (los minutos finales de la película son muy disfrutables, es la culminación de un montaje musical brutal).

Sin su actor protagonista, que está descomunal, sería una película totalmente prescindible.


El gran defecto de ‘Bohemian Rhapsody’ es la convencionalidad del tono (totalmente blanco) de la cinta, que cuenta algunos de los sucesos vitales de Mercury, pero sin profundizar en ellos. En ningún momento explicita la crudeza ni la tragedia de la vida de Freddie Mercury, que a mi modo de ver tendría que ser lo más relevante en el relato. No he visto matices en ninguna parte, es decir, nada ha sido tratado bajo el prisma de ningún tipo de complejidad. Los aspectos que debieran ser más conflictivos están abordados de una manera estereotipada y puritana. Se nota la artificialidad con la que ha sido tratada. Las drogas y el sexo, que tendrían que haber sido los dos pilares sobre los que se sustentase la película, han sido elididos, borrados como si estos dos aspectos vitales en la vida del cantante fueran baladís, la enfermedad del cantante (sus síntomas) ha sido anulada, como si nunca hubiera existido. De hecho, Sacha Baron Cohen, que iba a protagonizar la película, estaba dispuesto a incidir en algunos de los momentos clave de la vida de Mercury.

En definitiva, en ‘Bohemian Rhapsody’ el entretenimiento está asegurado, pero es una pena que a pesar de la hipnótica interpretación de Malek y la presencia musical de Queen a través de sus icónicas canciones, la película sea completamente superficial, ligera, prudente, ya que narrativamente hablando no asume ningún riesgo, ni tampoco supone ninguna indagación profunda en su principal figura que suscite el mínimo interés en el espectador, lo cual habría dotado de alma, vísceras y corazón a esta malograda obra cinematográfica.