‘Amy (La chica detrás del nombre)’ (Asif Kapadia, 2015)

La vida es corta y yo he cometido muchos errores. Pero todo sucede por una razón.

Amy Winehouse

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Una voz desgarradora, una mirada impregnada de fuerza, letras llenas de sentimiento y toda una vida por delante. O no.

El mayor acierto de Asif Kapadia es probablemente la naturalidad con la que entrelaza los testimonios que humanizan al mito y pone puntos de luz en una historia de final conocido, siempre con su música como telón de fondo.

Retales de una vida

El documental muestra a través de vídeos caseros momentos felices y no tan felices de la cantante. Un padre más presente en su éxito que en su niñez, un desorden alimenticio desde una edad muy temprana, relaciones tormentosas y un éxito desmesurado fueron fraguando los acordes de su voz, la lírica de sus letras y la tristeza de su mirada.

La repercusión mediática de los abusos de drogas y alcohol de la cantante desencadenó chistes y bromas en los medios. En ese momento, la cinta nos da una perspectiva más amplia de la que vimos en su día por televisión.  La cámara mira hacia nosotros haciéndonos sentir en parte culpables, en parte cómplices. El espectador, pasa de ser un mero observador expectante a encontrar su papel en esta historia con sabor amargo.

El sueño de una chica de barrioAmy, la chica detrás del nombre

Con vídeos domésticos protagonizados por Amy, Asif Kapadia retrata los inicios de una chica del norte de Londres que usaba la música como vía de escape. Un talento innato y un carácter que combina el carisma con la timidez emanan en los primeros minutos del documental. Los cazatalentos pronto dieron con una Amy que nunca pensó en ser famosa pero tampoco entendió la vida sin la música.

– Quiero que grabarte un disco.

– ¿Qué ganas tú con eso?

La fama, no tardaría mucho en llegar.

La carrera hacia el éxito

La sensación de vértigo al adentrarnos en los altibajos de la relación de la cantautora con Blake y sus adicciones prematuras aumenta según avanza el metraje. Cuanto mayor es su éxito, más complicada se vuelve una situación personal que parece no tener vuelta atrás.

En este punto, la historia llega al momento más delicado. Amy, la chica detrás del nombre, no duda en señalar buenos y malos entre quiénes acompañarían a la cantante del éxito al declive.

Cuando todo parece perdido, Tony Bennett, uno de los ídolos musicales, graba junto a ella a dúo la canción de Body and Soul. En el estudio, una Amy emocionada e insegura vive un momento emotivo que marcará los últimos pasos de su carrera musical. La joven vuelve a sus orígenes recuperando su pasión por la música auténtica, por el jazz y el soul.

27 club

Jimi Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain… La leyenda del club de los 27 parecía estar esperando a una cantante que hizo surgir lo más profundo del soul en la periferia londinense. Su piel no era negra y no vivió en los 60, pero su voz fue legítima heredera del Rithm and Blues y del jazz de Nueva Orleans.

Un tren de vida difícil de sostener se llevó por delante un cuerpo desgastado que ya habían avisado de que no le daría tregua. Ahora y siempre, nos quedará la duda de si fue su éxito quién le quitó la vida o fue su mala vida la que le llevó hasta el éxito.

Amy, la chica detrás del nombre ha muerto, su música ha pasado a formar parte de la historia.

  • 7/10
    Realiación - 7/10
  • 6/10
    Fotografía - 6/10
  • 9/10
    Montaje y edición - 9/10
  • 9/10
    Música - 9/10
  • 7/10
    Guión - 7/10
7.6/10

Resumen

Lo mejor. La capacidad para transmitir quién fue antes de que la fama y las adicciones arrasasen con su vida.
Lo peor. El mérito del realizador es compartido, en una historia con la que era difícil no enamorar al público, solo necesitaba contarla.

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