‘After Life’, un canto a la vida pese a la dificultad de cantarla

Entre tanta serie de Netflix, no me gustaría que pasara desapercibida la última de Ricky Gervais, ‘After Life’, un compendio de toda su carrera. Al ver los seis episodios, es difícil no recordar algunas de sus otras series: ‘Derek’ (también podéis verla en Netflix), ‘Extras’ o ‘The Office’.

Tony, el protagonista, interpretado por el propio Gervais, llevaba una vida perfecta hasta el fallecimiento de su esposa. En vez de suicidarse, decide sobrepasar el límite de lo que se puede o no hacer, y opta por hacer y decir lo que le venga en gana. La irreverencia y el no saber estar frente al mundo es el mecanismo de defensa que utiliza para soportar su existencia y seguir viviendo.

Gracias al recurso del portátil, con el cual Tony puede recuperar a su difunta mujer cuando quiera, observaremos el cambio radical de su personalidad, antes era un bromista y siempre estaba riendo. Pero ahora, que ha perdido su razón de existir, es un muerto en vida, una persona que preferiría estar en un no lugar con ella, antes que estar solo en cualquier parte del planeta.

La serie aborda el asunto sobre cómo sobrellevar la pérdida, el duelo lo lleva profundamente enraizado en el alma. Es un hombre hundido que hace todo lo posible para quedarse estático en la oscuridad que habita. Parece que disfrute estando amargado e incomodando a los demás, quienes, lejos de marginarlo por su mala conducta, tratan de ayudarlo de todo corazón. Gervais, dejando de lado su cinismo habitual, en el fondo propone una tesis optimista sobre la humanidad.

En realidad, pese a la desolación del personaje, la redención poco a poco cobra fuerza en el relato, construido a través de la ternura, con la cual busca conmover al espectador (lo hizo antes con ‘Derek’).

Pero al mismo tiempo, en algunas escenas puntuales, el talentoso creador se permite introducir temas tabúes, enfocados desde la óptica del humor irrespetuoso, de mal gusto e incómodo, que en lugar de provocar la carcajada, te deja helado y con mal cuerpo. Si eres de los que piensas que el humor tiene límites, esta quizá no sea tu serie, pero creo que deberías darle una oportunidad, pues como he dicho el humor negro está presente en algunos momentos.

En cualquier caso, con ‘After Life’, el humorista británico ha apostado más por la melancolía y la tragedia. De no ser por el tono esperanzador del final, habría sido una serie totalmente amarga y triste (sin ninguna luz posible), pero gracias a un giro vital acaba metamorfoseándose en un canto a la vida pese a la dificultad de cantarla.

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