‘[•REC]³ Génesis’ (Paco Plaza, 2012)

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Por regla general y en base a un declive generalizado exponencialmente decadente en los últimos años, el cine español se compone en la actualidad de nueve partes de repetitividad y una de inspiración, regalándonos obras prescindibles, casuales, genéricas y simples en la mayoría de sus intentonas y suscitando en consecuencia una división habitual entre las películas que se sacan a la luz: las que intentan ser buenas y las que directamente son malas. [•REC] perteneció en su momento al primer grupo, alcanzando su objetivo de la mano del original planteamiento propuesto por sus directores, Jaume Balagueró y Paco Plaza. Tiempo después [•REC]² llegó a las carteleras sin hacer justicia a la entrega original y derribando los pilares que sostenían las bases del argumento de lo que parecía ser el comienzo de una saga que los propios directores se encargaron de atajar rápidamente afirmando que se trataba de la última entrega. Estas declaraciones se desmintieron al confirmarse que cada uno de ellos dirigiría por separado una nueva película, siendo la tercera parte una precuela y la cuarta el desenlace final, al menos teórica y provisionalmente. Paco Plaza sería el encargado de dar el primer paso, con la difícil tarea de aliviar el mal sabor de boca de la segunda parte, mientras que su compañero se reservaría la traca final con el supuesto cierre de la saga. La filmografía de ambos directores deja caer un ligero escepticismo referente a la dirección en solitario de esta tercera entrega en contraste a un asentado experto del género como viene siendo Balagueró, pero lo cierto es que se ha conseguido un resultado excepcional y sorprendente teniendo en cuenta en especial las bajísimas expectativas que rondaban al proyecto desde sus primeros compases.

Y es que [•REC]³ Génesis es una película de olvidar. Hay que olvidar que como precuela no aclara ningún suceso de las dos entregas cronológicamente posteriores, hay que olvidar que no supone más que otro resultado de una comercialización rallante en la explotación, hay que olvidar que los nexos que comparte con la entrega primigenia son escasísimos, hay que olvidar que apenas utiliza el concepto de cámara al hombro que caracterizó a la saga, y por último pero no menos importante, hay que olvidar que como película no aporta nada ni al cine español ni al cine en general. Es un film más del montón, con una duración de hora y veinte minutos y un guión simplista, convencional y de nula profundidad. Pero, ante todo eso, [•REC]³ es un largometraje divertido que consigue enganchar al espectador durante todo su trayecto con tanta o más eficacia que la primera parte, y muy por encima de la segunda. Es además una película de zombies, lo que conlleva unos toques de terror suavizado para la audiencia y una buena cantidad de gore bastante cafre, pero también es una película de tragedia, de humor, de aventuras y de amor; abierta para un público que puede congregar a espectadores con diferentes objetivos audiovisuales, concreta para los fans de la saga o de las películas de zombies en general; y especial para los que busquen en ella simplemente el entretenimiento más genuino y llevadero, resultando curiosamente por lo general más convincente y efectiva para el segundo grupo, en contraposición a la lógica natural que rige el correcto desarrollo de las franquicias cinematográficas.

REC3 2Cabe destacar en especial la superación de unas expectativas que habían tocado fondo incluso tras la previa campaña de marketing, la cual no caló hondo en los aficionados en parte por culpa del bajo nivel de [•REC]². No obstante ha quedado en evidencia que esos temores eran injustificados en su mayoría, resultando ser finalmente una película entretenida y con un indiscutible sello personal que la convierte en una de las obras más destacables del todavía experimental director. No es el nombre de Paco Plaza el único a resaltar, pues gran parte del conjunto audiovisual se sostiene gracias a las sobresalientes actuaciones de Leticia Dolera y, tan solo medio paso por detrás, Diego Martín, compartiendo ambos un brillante e indiscutible protagonismo central por encima de un plantel de actores que tampoco desmerece en absoluto su participación. Ningún personaje trata de sobreactuar o destacar, sino que se limitan a su condición de pieza del puzle, de persona real en una situación horrible e inverosímil, dejando a la pareja la tarea central de entretener y emocionar al espectador y demostrando con creces que Leticia Dolera es una actriz española en potencia y que Diego Martín es mucho más que ese gracioso secundario que todos recuerdan de Aquí no hay quien viva. A un lado de estas fantásticas interpretaciones destaca también un acertadísimo uso de la música, que se estrena en esta entrega y ofrece las correctas dosis de tensión, emoción y dramatismo a cada escena, obviando la condición de sacrilegio que supone para la saga junto con la casi absoluta desaparición de la cámara al hombro.

Es de recibo, aun tras lo expuesto, admitir que estamos ante una mala precuela. Los hechos que se suceden en su hora y veinte minutos de duración apenas presentan un par de guiños a la trama de las dos entregas posteriores en la cronología de la saga, sin ningún matiz revelador que justifique su pertenencia a la misma cuando perfectamente con unos sutiles cambios de guión podrían haber supuesto el inicio de una nueva licencia. No obstante, y pese a sus evidentes y para muchos imperdonables carencias, [•REC]³ Génesis resulta ante todo una buena película: divertida, emotiva, cafre como pocas y brillante en algunos puntos. No va a pasar a la historia de ninguna clase de cine y probablemente no dure más de unos meses vívidamente en la mente del espectador promedio, pero todo esto no quita que sea un más que agradecible y disfrutable entretenimiento palomitero.

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