Con la inminente llegada de los Oscars 2016, Emmanuel ‘Chivo’ Lubezki se encuentra, con su nominación por ‘El Renacido (The Revenant)’, en la antesala de la que podría ser su tercera estatuílla consecutiva como director de fotografía (las dos anteriores fueron por Birdman y Gravity), algo que nadie ha conseguido hasta ahora.
El mexicano, esta es su octava nominación, ha conseguido dos logros realmente importantes en su campo, por un lado ha creado un estilo visual fácilmente reconocible, de un enorme virtuosismo técnico pero a la vez de una sensibilidad plástica sobrecogedora; y, por otro lado, ha conseguido el más difícil todavía, que el público general reconozca el trabajo y hable de los directores de fotografía quienes, a pesar de lo importante de su tarea, han sido durante décadas relevados a un segundo plano, más técnico y mucho menos artístico.
LA CLAVE, SU ESTILO
Desde sus inicios en su México natal, Lubezki ha ido elaborando una capacidad técnica del más alto nivel y al cabo de los años, con colaboraciones con directores como Alfonso Cuarón y Terrence Malick ha dado forma a un estilo visual único, elegante y sensible.
Por lo general, los directores de fotografía se habían convertido en peones de estudio que eran asignados a dedo a los proyectos y las grandes colaboraciones artística con renombrados directores era una cosa que había descendido en favor del proceso industrializado de Hollywood.
Es este estilo sensible y personal lo que puso a Lubezki en el radar e hiciera que los grandes directores quisieran contar con sus servicios, pues tenerle figurando en los créditos de un film se ha convertido en sinónimo de potencia visual y producto bien elaborado. Es decir, la película puede salir mejor o peor, pero el visualmente será una maravilla asegurada.
La clave de su talento reside en conseguir algo que muy pocos consiguen, hacer parecer fácil lo difícil. Su aparente sobriedad visual hace que parezca que lo único que hace es plantar una cámara en el escenario, lo que hace que el espectador se funda mejor con la escena, pero en realidad hay un elaborado trabajo compositivo y un profundo conocimiento técnico detrás. Conlleva mucha práctica, talento y años de aprendizaje conseguir este lenguaje tan aparentemente sencillo pero a la vez increíblemente poético
Quizá este próximo 28 de febrero sea el día que la Academia se redima con Roger Deakins (‘Sicario’) con trece nominaciones y ninguna victoria, o quizás sea el día de Robert Richardson (‘Los odiosos ocho’), John Seale (‘Mad Max’) o Edward Lachman (‘Carol’), pero parece que ‘Chivo’ sigue yendo un paso por delante
