Crítica de ‘Elysium’ (Neill Blomkamp, 2013)


Neill Blomkamp, director sudafricano de todavía incipiente carrera cinematográfica, logró en 2009 lo que para muchos de sus compañeros difícilmente pasaría de ensoñación imposible: hacerse un nombre en el género de la ciencia ficción con tan sólo su primer largometraje. Distrito 9′ se consagró como un claro ejemplo de buen gusto filmográfico, respeto por las bases de la temática, aprovechamiento de una estupenda ambientación, notable uso de las dobles significaciones y ágil e innovadoramente documentador ritmo narrativo, con un nada acusado avance in crescendo de la trama que en ningún momento degeneraba en la acción fortuita. Tras tan sonada entrada en el exigente mundo del cine, aclamado por fans y críticos que en condiciones normales habrían requerido un mayor número de obras propias para prestar atención a sus méritos, las expectativas para con su segundo trabajo estaban a la altura de la idílica estación espacial que da nombre a su nueva película: ‘Elysium’.

Con Matt Damon en el papel protagonista y el futuro (concretamente el año 2159) como marco temporal, las virtudes y deficiencias del film pasan de latentes a manifiestas apenas superados los primeros diez minutos de gracia, sin trampa ni cartón. Obviando la evidente ambientación futurista, casi apocalíptica en su trasfondo (y dejando también a un lado no pocas semejanzas con la saga de videojuegos Deponia para ordenador), Neill Blomkamp vuelve a imprimir su sello personal de crítica social encubierta por conveniencia en un guión que, salvando ciertos detalles, es alarmantemente plano e insulso, con poco más que contar fuera de la exacerbada discriminación de clases que ha llevado a que los más pudientes se permitan un alojamiento en la avanzada estación espacial Elysium mientras el resto de la humanidad malvive en el desgastado planeta Tierra. Todas las cartas están sobre la mesa desde el comienzo, sin sorpresas posteriores que puedan animar un poco el visionado; y aunque las actuaciones, efectos especiales y banda sonora cumplan por lo general, en todo momento se echa en falta algo más. Esa carencia sin forma que tanto se añora durante la película no es otra cosa que el talento innovador que el director exprimió en su anterior trabajo y que, parece ser, ha olvidado o desechado emplear en éste, con el correspondiente desperdicio que no puede pasarse por alto.


Todos los aciertos que concedieron un amplio reconocimiento mundial a ‘Distrito 9′ brillan en ‘Elysium’ por su completa ausencia. El protagonista carece de carisma dada su simpleza y nula profundidad, la ambientación y el trasfondo de la misma no están respaldados por una historia a la altura del conjunto y desgastan su interés a lo largo del metraje hasta convertirse en poco más que un bonito escenario de fondo, el guión asombra más por la falta de efectividad que por las escasas buenas ideas que ofrece, la crítica social pierde fuerza enseguida por lo poco que se profundiza en la raíz del conflicto y, en definitiva, la película en sí se hace más satisfactoria para el consumidor de acción fácil que para el aficionado a la depurada ciencia ficción que tanto debió disfrutar del anterior trabajo de Neill Blomkamp y que tan decepcionado debería sentirse con el presente resultado. Ni siquiera de pretencioso podría tacharse al film del director sudafricano, pues la inexistencia palpable de cualquier tipo de esfuerzo adicional en sus puntos considerablemente más débiles la exime del menor aire de grandeza.

Defectos a un lado, estamos ante una entretenida aventura futurista cargada de sus correspondientes dosis de acción y tópicos, incluso capaz de derivar para los menos exigentes en un decente drama de valores enfrentados, esperanzas imposibles de frenar y amistades que perduran más allá del tiempo y la adversidad, cuyo mayor defecto reside en la gran oportunidad tristemente desperdiciada que suponía este intento para su director y para el público más ilusionado. Por otra parte resulta cuanto menos curioso que la abismal separación entre la elitista estación espacial y nuestro cochambroso planeta, base argumental de la película, represente a su vez la amplia distancia que aleja a ‘Elysium’ de su superior antecesora, ‘Distrito 9′, más hermosamente fulgurante en la comparación actual que cuando surcaba los cielos de la ciencia ficción en solitario.

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