El club de la lucha (David Fincher, 1999)

Un joven sin ilusiones lucha contra su insomnio, consecuencia quizás de su hastío por su gris y rutinaria vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden, un carismático vendedor de jabón que sostiene una filosofía muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; en cambio, la autodestrucción es lo único que hace que realmente la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces formar un club secreto de lucha donde descargar sus frustaciones y su ira que tendrá un éxito arrollador.

«Cuando la gente cree que te estás muriendo es cuando en verdad te escuchan, en lugar de estar esperando su turno para hablar…»

Traémos a Magazinema la obra de culto del director David Fincher (Seven) basada en la novela de Chuck Palahniuk y nominada al Oscar en 1999 por mejores efectos de sonido. El film está protagonizado por Brad Pitt y Edward Norton en una de las mejores interpretaciones, si no la mejor, de ambos. El reparto lo completan actores como Jared Leto (Réquiem por un sueño), el cantante Meat Loaf o la conocida actriz Helena Bonhan Carter (Harry Potter)

¿Qué nos quieren transmitir tanto David Fincher como Palahniuk con «Fight Club»?

Es una película que se te quedará grabada, que se quedará dentro de ti, podrás odiarla o podrás amarla, porque no tiene termino medio. Por supuesto que es una crítica social, anti-sistema capitalista y totalmente anarquista, pero… ¿Hasta que punto una persona que tiene cuenta en Amazon y que pasa las tardes con su Iphone en Starbucks puede llegar a estar de acuerdo con Tyler Dourden? La esencia de Fight Club es muy clara y tal vez muy acertada, pero siempre será imposible verse convertida en realidad.

Una película donde la voz en Off lo es todo, sin ser pesada se integra a la perfección dentro de la película, en forma de narración por el protagonista principal, personaje de Edward Norton. Vamos a hablar del personaje de Norton, una persona que vive en su rutina, trabaja para una gran compañía de seguros de accidentes y los investiga. Viste ropa de marca y tiene un piso completamente amueblado por Ikea. El modelo perfecto de la sociedad consumista, hasta que conoce a Tyler Dourden. Tyler Durden representa, por supuesto, los deseos reprimidos, el interior desacomplejado del narrador. Cansado de su vida mediocre, sin motivación, sin metas, conoce a Tyler, de carácter desenfrenado, valiente, atractivo y rompedor. Una persona que se dedica a la fabricación y venta de jabón y que vive en una mansión cochambrosa de la cual no se sabe si es propietario o un simple ocupa. Del pensamiento de Tyler el cual dice que no quiere morirse sin haberse peleado nunca nace el club de la lucha, el cual se basa en combates de 1 contra 1 hasta que uno de los dos dice «basta«.

 Tan cierto como triste, se nos hace ver el carácter consumista y materialista de la sociedad. La razón por la cual podemos llegar a estar de acuerdo con Tyler, aunque nunca nos planteemos poner en práctica su filosofía, por supuesto, es la misma razón por la cual el protagonista simpatiza con el: «Todos desearíamos ser tan libres como Tyler».

«Si estás leyendo esto, el aviso va dirigido a ti. Cada palabra que leas de esta letra pequeña inútil, es un segundo menos de vida para ti. ¿No tienes otras cosas que hacer? ¿Tu vida esta tan vacía que no se te ocurre otra forma de pasar estos momentos? ¿o te impresiona tanto la autoridad que concedes crédito y respeto a todos los que dicen ostentarla? ¿lees todo lo que te dicen que leas? ¿Piensas todo lo que te dicen que pienses? ¿Compras todo lo que te dicen que necesitas? Sal de tu casa, Busca a alguien del sexo opuesto. Basta ya de tantas compras y masturbaciones. Deja tu trabajo. Empieza a luchar. Demuestra que estas vivo. Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadística. Estas avisado…»

Para terminar con esta obra maestra y antes de irme, una cuestión de etiqueta: «Cuando pase, ¿Que quieres que te ofrezca, el culo o la bragueta?

«No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones, sois la mierda cantante y danzante del mundo».

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