‘La conspiración del silencio’ (Giulio Ricciarelli, 2014)

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Existen tantas películas sobre la Segunda Guerra Mundial que podría considerarse que ha creado su propio género. Sin embargo, poco se ha hablado de los años posteriores de esos horribles sucesos. En años recientes, el cine ha mostrado relatos sobre las consecuencias a corto y largo plazo. Si Paweł Pawlikowski trajo esa obra maestra contemporánea llamada ‘Ida’, sobre la vida de una monja en la Polonia de 1962 que descubre sus verdaderas raíces; y Georg Maas hablaba de casos niños robados en ‘Dos vidas’, ahora llega ‘La conspiración del silencio’ que se trata de la ópera prima del actor italo-alemán Giulio Ricciarelli.

El conocido caso de los Procesos de Auschwitz o Fráncfort fueron seis casos penales contra los miembros del personal nazi de los campos de exterminio de Auschwitz. El proceso lo llevó a cabo el Tribunal de Justicia de Fráncfort desde 1963 hasta 1970. Se trató del primer caso en el que los propios alemanes llevaban a la justicia crímenes cometidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

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Para una ópera prima esta propuesta se antoja ambiciosa. Ricciarelli ha sabido elegir a sus asesores históricos, ya que la ambientación como los sucesos son narrados con sumo detalle. A fecha de hoy; poca gente sabía que durante los primeros años de mandato del canciller Konrad Adenauer, la sociedad alemana optó por poner un tupido velo sobre su pasado más reciente y hacer de la desmemoria la vida. Al ser una primera película, el actor y director prefiere mantener una puesta en escena barroca que le da al filme cierto aire frío y conservador, algo perdonable al tratarse de un debut.

Pese a esa sensación de frialdad inicial, poco a poco el espectador irá entrando en la mente de su protagonista, interpretado estupendamente por Alexander Fehling. El actor alemán ya tiene experiencia en retratar la historia de Alemania como ya demostró en ‘Costa Esperanza’ o en ‘Goethe!’, donde fue el legendario poeta J. W. von Goethe. Fehling representa a la ingenuidad de su pueblo sobre la tragedia de Auschwitz. Su principal virtud en el caso es haber nacido en 1930, ajeno a los actos de sus mayores. Muy acertada esa dramática transformación de su personaje de joven crédulo a hombre obsesionado con el caso y con un grave sentimiento de culpabilidad colectiva.

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Aunque se traten de hechos históricos, el cineasta, sabiamente, decidió hacer de su protagonista un personaje de ficción. De esta forma, las tramas se centran en reflejar fidedignamente el procedimiento judicial, dejando de lado la implicación personal de un personaje histórico. Igual, el director acierta en no mostrar escenas de los campos, los relatos de los supervivientes son sublimados con una música en la que se percibe ese dolor y sufrimiento, el espectador ya conoce lo que se padeció en ese lugar; con lo cual, la trama sigue de lleno el hecho del enjuiciamiento.

La frase del filme “¿Es que quiere que todos los niños alemanes empiecen a preguntarse si sus padres son unos asesinos?” puede ser ese centro en el que Ricciarelli ahonda. La sociedad germana es muy consciente de su pasado y, cansado ya el público de películas que relatan los horrores de la guerra, una propuesta sobre lo que pasó después, sobre las graves consecuencias a medio y largo plazo de la guerra mundial con el mayor número de víctimas mortales de la historia se ve con buenos ojos. ‘La conspiración del silencio’ profundiza en ese pasado más reciente, más cercano a la realidad actual. La memoria histórica es tan importante como necesaria y esta propuesta es la muestra de lo fundamental que es vivir una catarsis colectiva para poder curar las heridas del pasado, reconciliarse con el presente y poder mirar al futuro.

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